viernes, 2 de agosto de 2013

Pírrico

"¿Por qué siempre que me enojo pienso en correr? ¿Por qué la respuesta de luchar no aparece por mi mente? Bueno, aparece, pero siempre es defenderme, nunca atacar. ¿Por qué no puedo ser yo quien salte sobre la presa y aniquile a mis enemigos? ¿Por qué siempre tengo que ser el que huye, y se limita a responder a su perseguidores, que siempre lo superan, meramente retrasándolos, nunca terminando la persecución siquiera?"

Y Pirrico decidió que el ejercito sacaría lo mejor de él. Así que corrió, saltó, se arrastró, gritó "Señor! Sí, señor!", pero también aprendió. Estudió métodos de supervivencia, técnicas de camuflaje, tácticas de combate, estrategias y trabajo en equipo. Pirrico aprendió lo que era disciplina, aprendió a entrenar, a ser un poco mejor cada día. Y Pirrico demostró ser muy bueno en ser mejor. Terminó derivando de una manera más bien natural, sin que fuera realmente ni decisión suya ni de sus superiores, sino que solo calzó como pieza de puzzle en el lugar que le correspondía.
Luego de que terminara ahí, era obvio que debía haber estado siempre en el escuadrón especial. Eran paracaidistas, buzos, francotiradores, expertos en explosivos, incluso los entrenaban para forzar cerraduras. Y finalmente Pirrico aprendió lo que quería: a atacar.

"Qedamos cinco, dos herídos. Gamma en una pierna, ya empatillada, y Kappa en el abdomen, necesitando pronta asistencia médica. Beta y Theta caídos. Son tres francotiradores enemigos en alguna de las doscientas ventanas que nos rodean. Hay un helicóptero dando vueltas con una repetidora de alto calibre. No hay salida."

Y ese pensamiento lo golpeó como un balde de agua fría: "No hay salida" se repetía a sí mismo. Y en ese momento comprendió que iba a morir. "Es así como voy a morir? Estos son los enemigos que me derroten, los primeros?" Porque era la primer misión real de Pirrico y sus camaradas. Todo había salido tan bien hasta ahí, o eso pensaban. Era obvio que ALGO había salido mal, porque dos de los siete que salieron al campo estaban muertos, dos más estaban heridos, y los tres restantes tampoco tenían muchas chances contra la fuerza que los retenía, que, para completar, eran solo defensas periféricas y más que probablemente ya estuviera en camino un pequeño ejercito.
Y era en el camino de regreso, ya saliendo de la guarida del enemigo, que desde los torreones los abatieron a disparos. En cuestión de un minuto ya tenían el helicóptero rodeando los árboles y matorrales bajo los que se escondían de la mira de los francotiradores. Era una isla de árboles, rodeada de pasto cortado. Realmente no había salida.
Iba a morir, porque la alternativa parecía ser rendirse y que los torturaran los traficantes, y luego de sacarles tanta información como tuvieran, luego de que las negociaciones terminaran, como ellos ya sabían desde antes de anotarse a la misión siquiera, en que no se pagaría rescate alguno por los comandos, luego de que su gobierno hasta negara que fueran ciudadanos, ahí los fusilarían de todas maneras. Así que ASÍ es como morirían: luchando.
Pirrico al percatarse de que era el equivalente a un cadáver ambulante, dejó de temerle a la muerte. El hecho, la certeza de su muerte, extrañamente tuvo el efecto de tranquilizarlo. No lucharía como pensó en un comienzo, iracundo, lanzando golpes y patadas, disparando en todas direcciones, propinando insultos a quién se cruzara en su camino. No, ese no era el método que le enseñaron. Él lucharía calmo como el agua de un lago en un día sin briza.
Miró a Alpha y Delta que asintieron con la cabeza. Pirrico, se tendió de bruces y armó la mira de su rifle. Alpha comenzó a trepar una de las palmeras que los resguardaban como paraguas gigantes. Delta esperó al momento indicado, cuando el helicóptero estaba en el lado opuesto en su enésima circunvalación, y comenzó a disparar. Pirrico asomó lo suficiente de su cabeza para que el rifle pudiera apuntar. Apuntó, contuvo la respiración, apretó el gatillo, soltó. Apuntó, tomó aire, apretó el gatillo, exhaló. Apuntó, y el tercer vigía cayó en su torreta. Delta yacía muerto.
Alpha asomó entre las hojas de palmera con una granada cargada en el rifle. El fusilero del helicóptero lo abatió antes de poder disparar. Pirrico pudo ver caer el arma entre las ramas con el tiempo suficiente para saltar a cubierto, pero Gamma y Kappa no. Al caer el arma la granada hizo impacto y explotó. Era la única oportunidad que le quedaba a Pirrico, el helicóptero estaba aterrizando.
Contuvo el aliento, y tomo una granada de mano con la derecha. Lenta y cuidadosamente quitó el seguro, manteniendo firmemente la presión sobre el gatillo. "No hay salida" Se repitió para tranquilizarse. Al menos se llevaría los que pudiera consigo...

Soy egolatra, no egocentrico

Ser ególatra no tiene nada de malo per se. Es molesto para las demás personas que uno les recuerde sus propios fracasos al hablar de sus éxitos. Pero el problema no lo tiene el ególatra, sino la persona que interactúa con el ególatra y se siente inferior. Si yo digo que podría ser presidente y alguien me dice que eso es ser egocéntrico, mi respuesta sería que tengo el carisma, la elocuencia, la inteligencia, y soy capaz de generar el apoyo de las masas de proponérmelo. Pero lo más importante es que para mí yo sería un gran líder, y no solo me interesaría por el bienestar del pueblo, sino que le haría un bien a quienes gobernara. Ahora, ser consciente de que soy mucho más inteligente que el promedio no me hace un egocéntrico, aunque puede ser considerado una muestra de egolatría. Yo simplemente reconozco mis virtudes así como mis defectos, y en realidad no tengo intenciones de regodearme frente a nadie, si hiciera este tipo de comentario, sería simplemente remarcando un hecho, obvio para mí.
Mí ego no depende de la opinión de los demás, porque no suele ser objetiva. Por lo que no presto atención ni a halagos ni a descreditos. He ahí la diferencia entre el ególatra y el egocéntrico: el egocéntrico en realidad es inseguro y necesita reafirmación constante de parte de terceros; necesita que le recuerden y le remarquen sus virtudes.
Y por cierto, yo prefiero una nación llena de personas mejores que yo, por más que se ensalzen constantemente, a un montón de lastres que en definitiva se quejan porque uno sea mejor, en lugar de hacer el esfuerzo por mejorar ellos...
Estoy harto de las películas que colocan al hombre común en un pedestal, como si ser mejor fuera algo malo. Ya se que es para comprar al público, a la mayoría, pero a los pocos que sobresalimos nos hace sentir culpable cualquier éxito que logremos en nuestras vidas! No hicimos trampa, y no somos todos iguales!

Separando los hombres de los niños

Sobrio, austero, estoico, cínico, disciplinado, serio, maduro. Porque el mundo ya está lleno de niños.
   El flagrante en sus hábitos cotidianos, ya sea su vestimenta y su alimentación, o su sustento, sus círculos sociales y sus pasatiempos, demuestra al llamar la atención que su ego y su felicidad dependen de la opinión de los demás. Yo resalto de por sí, no necesito un arcoíris en mi cabeza, ni un cartel de neón marcando mi ubicación en las fiestas. No tengo interés en socializar tampoco, porque hay muy pocas personas con las que quiera pasar mi tiempo, casi nadie puede aportarme algo y para colmo estoy intentando independizarme por completo, por lo que no querría ver gente ni por conveniencia.
   Entonces, si no tengo intenciones de socializar, ni de generar un efecto en los demás, porqué habría de ser llamativo, elocuente? No es necesaria tanta floritura para el día a día; eso de hecho solo gasta valioso tiempo. Tampoco es necesario eliminar la parsimonia, porque el cuidado en las tareas de precisión es sinónimo de éxito.
   El placer no es un enemigo tampoco, y no es necesario eliminarlo; solo hay que nivelarlo en la lista de prioridades. Que la incomodidad no sea un obstáculo, que no te detenga salir porque haga frío, por citar un ejemplo; pero de ahí a la inconsciencia de no usar el abrigo apropiado hay un abismo de distancia.
El objetivo final es perfeccionarse a uno mismo, lo cual implica entrenamiento y preparación, lo cual es sinónimo de esfuerzo, trabajo, aburrimiento e incomodidad.
   La vida es en definitiva sobre equilibrio.