"Considere que hace unas horas la tierra estaba en otra posición, por el simple hecho de que gira torno a su eje. Si lo hicieramos volver en el tiempo solo unas horas, aparecería no solo fuera de este edificio, sino a varios kilometros, y puede que en el aire, o bajo tierra, dependiendo de hacia donde se ha movido la tierra. Sumele la traslación torno al sol, la inclinación del eje, la inclinación de la órbita, el desplazamiento del sol por la galaxia y de la galaxia por el espacio, y lograr que usted aparezca en el lugar correcto sobre la tierra es una tarea titánica Coronel.
"Pero tenemos la mejor computadora que nos queda (no se preocupe que es de las mejores de la tierra) a nuestra disposición, y los datos que usamos son lo más preciso que hemos recabado hasta la fecha. Con lo que ha avanzado la tecnología, se podría comparar lo que vamos a hacer con lo que hicieron los americanos en los sesenta, al poner la capsula del Apolo en la luna. Pero solo para estar seguros, porque uno nunca sabe donde hubo desplazamientos de tierra, o simplemente un árbol, lo haremos aparecer a unos cinco kilómetros de altura y le daremos un paracaídas. Esto tiene la ventaja de que le permitirá ver el terreno, avistar algún posible asentamiento humano, etcétera.
Hay un margen de error, de todas maneras debería tener más que tiempo suficiente para abrir su paracaídas de aparecer más abajo de lo esperado, pero por si las dudas le daremos una mascarilla, un tanque de oxígeno y un altímetro, por si aparece más arriba. Usted ya sabe todo lo que necesita sobre paracaidismo por su entrenamiento Coronel. ¿Cree que sea necesario empacar un paracaídas suplementario o con un riguroso exámen del primario se siente seguro?
Mientras caía lentamente el Coronel se alegraba que realmente no hubiera habido falla alguna. Si bien hubiera sido un desperdicio de carga que trajera un paracaídas secundario, también podría solo haberse desprendido de él al aterrizar. Si bien hubieran precisado más energía para enviar el paracaídas secundario junto con él, tampoco era que importara cuanto gastaran de energía en el futuro, si total estaban perdidos. Pero él sabía bien que inspeccionando apropiadamente un paracaídas la probabilidad de fallo es casi nula, como se hace con los de salto base, una disciplina que implica un muy corto tiempo desde que se salta hasta que se tiene que abrir el paracaídas, lo cual muchas veces no daría tiempo a un paracaídas secundario en caso de fallo. La posibilidad de que apareciera a quinientos metros de altura, justo sobre una montaña, porque apareció no solo más abajo, sino más a la "izquierda" fue lo que lo hizo prepararse con la mentalidad de salto base: la confianza lo es todo. Solo que en el salto base uno prepara el salto...
-Bueno, al menos no necesité la mascara de oxígeno- se dijo a si mismo mientras examinaba el entorno por un largavista.
Había aparecido a unos tres quilómetros de altúra. Considerablemente más abajo de lo que planearon, incluso fuera de los "quinientos metros de margen de error", pero tampoco nada preocupante dadas las dificultades de los calculas.
El Coronel no podía evitar sentirse levemente impresionado de la hazaña del Doctor.
Ahí había humo. Sí, podía ver incluso tres o cuatro casas creciendo como setas en la pradera que había entre el río, las colinas y el bosque. También parecían haber más casas donde el río desembocaba en el mar. No veía más casas, ni más plantaciones, pero un camino apenas visible se perdía en el bosque, río arriba, hacia la meseta (no era precisamente una montaña, como las moles que se divisaban en el horizonte, pero era descomunal junto a las colinas circundantes)
Ya estaba apuntando a las chosas de barro y pasto seco, rodeadas de plantíos y animales pastando. Ellos lo habían visto a su vez, y lo señalaban con la mano. Algunos, niños probablemente, corrían a su encuentro. Parecía una aldéa tan apasible...
Respiró hondo mientras se preparaba para aterrizar. Estaba nervioso. La primer impresión era importante, y esta misión era inapreciablemente importante: ¡El destino de la humanidad dependía de él! Pero ahora debía concentrarse en correr, desengancharse, y aplastar el paracahídas. Mientras lo aplanaba le calló una piedra cerca. Era entendible que tuvieran miedo, Obviamente iba a ser gente muy impresionable y supersticiosa. Tenía que jugar la carta de "el hombre mágico que calló del cielo" al menos hasta que ganara su confianza y se pudiera comunicar con ellos.
Se irguió y caminó hasta la comitiva lenta y calmadamente. No se decidía si asustarlos y ganar su respeto, o tratar de que NO tuvieran miedo. Se terminó decidiendo por tranquilizarlos, porque podían tomarlo tanto como un angel como por un demonio, así que mejor que supieran desde el comienzo que no representaba peligro algúno.
Levantó las manos a medida que se acercaba lentamente, esperando que comprendieran, y que ese no fuera un gesto de sumisión solo desde que la policía empezó a pedir que los detenidos mostraran que no tenían armas...
-Hola! Yo amigo!- Gritó el Coronel, con ese mismo nerviosismo que todos los turístas usan para hablar a alguien que no saben si les entiende, como si gritando tradujeran sus palabras. Pero el Coronel no había sido elegído al azar precisamente, así que se dió cuenta al instante que gritar como imbésil no tenía utilidad a la comunicación.
Bajó las manos y preguntó "Alguien entiende lo que digo?"
Frente a él habían unas quince personas, la mayoría niños de diversas edades. Tenían un aspecto "celta" por las ilustraciones que había visto en libros de texto. Un hombre con apariencia de autoridad, pelirrojo, de barba y cabello largo, con ropas sencillas y sucias, que portaba una extraña herramienta de mango largo (o tal vez fuera un arma aún más rara) le gritó algo ininteligible. Es más, probablemente no fuera una palabra, sino solo una especie de gruñido amenazador. El hecho de que le "apuntara" con su arma/herramienta lo inclinaba en esa dirección.
El Coronel bajó las manos lentamente y dejó de acercarse. Estaba a unos diez metros de ellos.
-Alguien me endiente? Does anybody understand me? Hat mir jemand verstehen?
-Jeman?
"Ok, tranquilo. Repitió la palabra en alemán para alguien. No hablo alemán suficientemente fluído como para comunicarme con un alemán, pero más que probablemente no hablen alemán. Tranquilo y deciles palabras en alemán a ver si cazan algo"
-Da! Ich. Freund.
-Hamen sine do freund?
"QUÉ??? Ok, ok, no entres en pánico! Repitió amigo, pero lo que sea que me dijo no es alemán! Solo repetí amigo una y otra vez"
-Ich-y se golpeó el pecho-Freund -y los señaló -Ich. Freund. Eh?
"Uno de los niños me sonrió. Eso es bueno, no?"
El hombre con apariencia de autoridad bajó su arma(herramienta?) pero no dejó de mirarlo con la misma sospecha. El Coronel entendía perfectamente. Después de todo eran tiempos crueles, no había nada que se acercara siquiera a lo que son las leyes actuales o la policía. Ellos no solo no tenían idea de quién era él ni qué quería, sino que se vería EXTREMADAMENTE raro a sus ojos. Con su barba afeitada, su ropa camuflada, y todos los cachibaches colgando. Eso sin mencionar que calló del cielo, no? El Coronel le regaló una sonrrisa para tranquilizarlo. Lentamente se sacó el casco y lo dejó en el suelo, y empezó a sacarse el arma, la mochila, el correaje, y demás objetos que lo hicieran ver extraño o amenazador. Un par de minutos después los niños, demostrando la inconciencia propia de la niñes, se acercaron a mirarlo de cerca. A lo que el hombre se aproximó también, pero para alejarlos denuevo. Al verlo acercarle el Coronel extendió sus manos, mostrando que estaban vacías, y sonrrió una vez más. El hombre miró a la que probablemente fuera su mujer, que se acercó y empezó a llevar a los niños. Estos amagaron a protestar, pero la mujer no se dejaba pisotear presisamente. Con la ayuda de las demás mujeres se llevaron al resto de los niños. Quedó el Coronel solo con el hombre de aspecto autoritario y cuatro más, presumiblemente hijos o tal vez hermanos menores.
Cinco contra uno y no había niños o mujeres cerca. Eso les debería dar la confianza suficiente para que el Coronel se pudiera explicar.
"Bueno, es ahora o nunca" Empezó denuevo a intentar comunicarse. Pero los hombres solo se miraban entre ellos. Intentó con palabras como ayudar, comida, amigo. No quería entrar en detalles, al menos no por ahora. Solo quería dejar asentado que no era una amenaza, pero sin decír la palabra amenaza o nada que despertara intenciones de acuchillarlo. Los hombres empezaron a hablar entre ellos, y el Coronel agarró palabras sueltas que identificó con lenguas nordicas como el noruego, lenguas germánicas como el alemán, e incluso un poco de frances o ruso. En definitiva no terminó de entender, pero estaba casi seguro que era protogermánico. La raíz de las lenguas de los vikingos y celtas. Los descendientes de estos hombres poblarían eventualmente lo que hoy es Europa occidental, desde Noruega hasta España. O mejor dicho, lo que hubiera sido.
En ese momento, mientras los hombres aún deliveraban, el Coronel sintió una punzada en el estómago. Habiendo pasado la emoción de la caída y el encuentro, habiendo pasado el alboroto desde que tuviera la reunión con sus superiores apenas el día anterior... No, miles de años en el futuro. Esas personas no existían más, y no existirían nunca. Se sacrificaron para salvar a la humanidad.
El Coronel estaba arrodillado mirando el piso cuando una mano se posó en su hombro. Levantó la vista y vió al hombre de apariencia autoritaria que le sonrreía a través de la barba. Se golpeó el pecho y dijo "Olaf. Frend" El Coronel sonrrió. Ahora entendía. Seguramente las pronunciaciones variaron con los mileños, pero más o menos le entendieron. En realidad lo que ellos entendieron era que el Coronel era el que necesitaba ayuda y comida. Así que lo llevaron a la chosa más grande y la mujer de Olaf le dió un tazón de madera con sopa. El Coronel sonrrió ampliamente. Se hizo entender lo suficiente, y se mostraban hospitalarios! Eran grandes noticias! Llevaba todas sus cosas sueltas en la mano. Las dejó junto a la pared y se dispuso a comer mientras pensaba.
"Bien, bien! Podemos comunicarnos aproximadamente! Esto es genial! Muy bien, ahora voy a tener que aprender lo básico de su idioma para poderme comunicar. Por lo que escuché ya se una buena cantidad de palabras por mis conocimientos de las lenguas que deríban de la suya, pero voy a tener que aprender cuales de cual lengua, y las pronunciaciones correctas."
Los hombres lo dejaron y se fueron. Probablemente iban a terminar lo que fuera que habían dejado a medio hacer antes de que él callera del cielo. Quedó solo con las mujeres que lo miraban nerviosamente. Bueno, las más jovenes. La mujer de Olaf le sonrreía amablemente, y una mujer con apariencia de 70, pero que el Coronel asumía de no más de 45, lo miraba con extremo recelo. Un niña de unos cinco años se acercó sonrriendo con lo que parecía una especie de muñeca de trapo. Era muy bonita y el Coronel se asombró del trabajo artesanal de la muñeca. Gon gestos se hizo entender, y la niña le dijo "Puppe!" y se la cedió. Era una bonita muñeca de tela, con ojos de hueso pintados de azul y pelo rubio y trensado. De hecho todos los que había visto eran o rubios o pelirrojos. Definitivamente el Coronel resaltaría con su pelo negro, por más que tuviera ojos azules. "Pensaran que soy mujer porque no tengo barba?" se dijo. Y se acordó que probablemente no se iba a volver a afeitar en su vida. También se acordó de que no iba a volver a usar shampoo o papél higienico, pero bueno, después de todo había tenído entrenamiento militar y hasta había ido al espacio. Estaba preparado para la incomodidad.
El Coronal llegó a media mañana, en lo que parecía ser verano. Pasó el resto de la mañana sacando las palabras que necesitaba para comunicarse de las madre e hijas mientras estas hacían sus tareas. Los niños aparentemente se fueron con los padres. El Coronel se puso a ayudar a medida que veía qué era lo que hacían, como hacer pan o lavar ropa. Para cuando se pusieron a cocinar el almuerzo el Coronel ya podía hablar rudimentarias frases con ellas. Pero todabía no terminaba de captar la gramática. Las mujeres seguían hablandole en palabras sueltas, como "cuchillo" u "olla" cuando él las señalaba, pero no le enseñaban como conjugar verbos, o artículos. Lo que captaba era cuando ellas se hablaban entre ellas, así que lo primero que aprendió fue "Konten?" que quería "me pasas eso?" aparentemente, seguido por el objeto deseado. Asombrosamente las mujeres no eran muy habladoras, pero rápidamente el Coronel se dió cuenta de que el idioma que usaban era increhiblemente rudimentario. Por ejemplo no tenían tiempos sino que todo era presente. Eso iba a ser un problema cuando finalmente se decidiera a eplicar que venía del futuro. Así que se decidió que les iba a enseñar esperando. Por si no lo saben, el esperanto es una lengua artificial. Tiene la enorme ventaja de ser extremadamente simple, sin complicaciones gramaticales. Se puede aprender a hablarlo en un par de semanas. Pero tiene presente, pasado y futuro, por lo que iba a tener que enseñarles esos conceptos de alguna manera. Lo bueno es que a medida que fuera enseñandoles cosas, podía enseñarles las palabras asociadas a esas cosas. Por ejemplo la palabra "papa" no estaba en su idioma porque nunca habían visto una papa, así que cuando les mostrara la primer papa solo les tenía que decír el nombre.
Más o menos cuando la comida estuvo lista llegaron los hombres. El Coronel se dedicó a intentar hablar con ellos lo que había aprendido de las mujeres. Olaf le sonrrió. Era obvio que lo había asombrado ligeramente. Pero el Coronel estaba decepcionado con lo poco que hablaban entre ellos. Era evidente que el idioma para ellos era la manera en que pedían que les alcanzaran algo y no mucho más. Pero tenían que tener una cultura, canciones, religión, cuentos, no?
El Coronel empezó a escupir esas palabras en todas las traducciones que conocía, a ver si alguien entendía lo que decía. El silencio se hizo en la mesa. La mujer mayor se paró y lo miró fijo... Y empezó a hacer un cuento. El Coronel no entendió todo, pero entendió lo suficiente. Y lo más importante, aprendió. El cuento era sobre un hombre enorme que luchaba con alguna clase de enemigo monstruoso, y de la lucha se creaba algo que no entendió, puede que el mundo mismo. Los demás guardaron silencio y pararon de comer hasta que ella terminó. Cuando la mujer terminó solo se sentó y los demás siguieron comiento. Sin ceremonia alguna, sin un aplauso, sin persignarse ni nada. Solo terminó tan abrupto como empezó.
Terminaron de comer. Las mujeres juntaron la mesa y después todos los adultos se acostaron a domir y los niños salieron a jugar. El Coronel obviamente se fué con los niños. Estos le enseñaban todo lo que sabían con extremo orgullo, lo cual era invaluable para él. Pero decidió que era hora que él les empezara a enseñar a ellos. Así que les empezó a enseñar como decir árbol, casa, suelo, planta, cielo, agua, etc. Los niños estaban encantados. Era algo nuevo e interesante. Ellos le enseñaban al Coronel como le decían a las cosas, y el Coronel les enseñaba como se decían en esperanto.
Antes de darse cuenta estaban sentados a la sombra de un árbol y el Coronel les enseñaba cosas más complejas y conceptos abstractos. Los niños lo miraban con reverencia y escuchaban cada palabra que decía. Era su oportunidad. Fue a buscar sus cosas para enseñarles algo. Y se cruzó a la mujer mayor que había estado cuidando que era lo que había con los niños. La saludó y la invitó a venir. A esta altura se podía hacer entender.
El Coronel se arrepintió más tarde de haberles mostrado la computadora. Los niños miraron completamente asombrados. Probablemente cualquier cosa con colores que no fueran verde o marrón los hubiera asombrado, porque eran los únicos colores que parecían verse hasta donde alcanzaba el horizonte, con la excepción del azul del cielo, obvio. Pero a la mujer mayor no le cayó tan bien el cachivache... El Coronel debió preveér que ella se asustara. Debió preveér que iba a pensar que era un enviado del demonio o su equivalente en su cultura, y que iba a intentar destruír la computadora.
Afortunadamente era una mujer mayor. Pero había dado un enorme salto atrás en términos de confianza. Así que juntó todas sus cosas y se fué de la aldéa mientras la mujer le gritaba, despertando a todo el mundo. Decidió que era más importante proteger las cosas, las cuales no iba a poder reemplazar. Especialmente la electrónica. Ya recuperaría la confianza, o en su defecto encontraría otra aldéa.
Explico mis alucinaciones diarias en un lenguaje que un humano (espero) sepa comprender
viernes, 17 de julio de 2015
Profeta II
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Parafrenico de turno
Caliburnus
pirando a las
5:57 a. m.
martes, 14 de abril de 2015
Profeta
-Probablemente se pregunte porqué lo hemos convocado Coronel.
-No es mi trabajo cuestionar, General.
-Pero siente curiosidad de todas maneras, ¿o me equivoco?
-No se equivoca, señor.
Sentados frente al coronel estaban un hombre con uniforme de general, y otros dos de traje, uno más informal y el otro de corbata.
-Permitame presentarle al señor Ministro, y al señor Doctor. Señores, el Coronel es lo mejor que tenemos.
-Y por lo que dice su archivo personal, lo mejor que hay en este hemisferio- contestó el Doctor, vestido con una camisa deportiva a cuadros, con una carpeta abierta en frente suyo, sobre la mesa oval de la sala de reuniones.
El Coronel vestía su propio uniforme de base, sin las insignia ni galardones. Estaba sumido en un expectante silencio, tanto así que si uno se esforzaba un poco podía ver un signo de interrogación flotando sobre su cabeza...
-Bueno, tenemos una misión para usted. Solo usted puede hacerla, pero es completamente voluntaria- le aseguró el General.
-Díganme en qué consiste y les diré si la acepto o no- contesto el Coronel, pacientemente.
El señor Ministro habló por primera vez:
-Necesitamos que vuelva en el tiempo y cambie la historia de la humanidad.
El Coronel se lo quedó mirando fijo, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Hasta ese momento estaba seguro de que lo iban a enviar en alguna misión suicida contra los invasores extraterrestres, algún desesperado último recurso antes de ser definitivamente convertidos en una colonia más del imperio galáctico. Ya no encontraba esperanzas en ningún lado, pero que lo llamaran a esa reunión se las había devuelto. Y ahora esto.
-¿Me hablan en serio? ¿Tenemos ese nivel de tecnología?
-Desde hace cierto tiempo ya- contestó el General- Pero las implicaciones morales nos han detenido de hacer siquiera un experimento para ver si funciona como es debido.
-A mayor "distancia" que unos minutos, por lo menos- lo corrigió el Doctor.
-El plan es simple Coronel. Usted viaja a unos cinco o seis mil años al pasado, y les da a nuestros queridos antepasados el nivel de tecnología que tenemos hoy en día, así pueden seguir avanzando para que cuando los invasores lleguen tengamos alguna chance de vencerlos.
-Pero General...
El Coronel se detuvo a media frase. La sola idea de que realmente se estaba hablando de enviarlo al pasado aún no terminaba de entrar entre oreja y oreja.
-Mire Coronel, se exactamente como se siente, porque ni yo ni el General sabíamos de esta tecnología hasta hace unas horas. Pero el Doctor aquí presente tuvo la amabilidad de ponerse en contacto con nosotros porque cree que así podemos derrotar a los extraterrestres y salvarnos.
-Permítame aclarar un par de puntos, señor- lo interrumpió el Doctor- Primero que nada, nosotros ya estamos perdidos. El Coronel lo que estaría haciendo (en teoría) es una de dos cosas: O creando un universo alterno en el que un hombre apareció de la nada en el cinco mil antes de cristo, o modificando nuestro pasado de manera que nosotros nunca existimos.
-O sea que o no salvo a nadie, o mato a todos en la faz de la tierra.
-Hablando mal y pronto, sí, pero permítame explicarle el dilema moral del viaje en el tiempo. El mismo dilema que hizo que nuestro proyecto se congelara hace años, y que nos detuvo de hacer más pruebas. El mismo dilema que hizo que varios de los involucrados en el invento se suicidaran al darse cuenta de las implicaciones...
"Resulta que si yo viajo cinco minutos al pasado, solo van a haber dos Doctores en este mundo durante cinco minutos, hasta que mi otro Yo viaje en el tiempo y listo. No es algo que vaya a afectar el futuro de la humanidad, ¿no? Bueno, pero digamos que hago algo más "clásico", de esas cosas que figuran en la cultura pop cuando se habla del viaje en el tiempo. Digamos que viajo al 1930 y mato a Adolf Hitler. Y digamos que el impacto es que no se da la segunda guerra mundial, ni el holocausto judio, ni el baby boom de los americanos, ni la guerra fría, ni el muro de berlín, ni corea del norte y corea del sur, ni las bombas atómicas, ni los cohetes, y cambio la faz de la tierra completamente. Al principio nadie se enteraría, excepto los más cercanos al finado, pero a medida que pase el tiempo todos se verían afectadas a una escala cada vez mayor.
Empezando por el circulo de amigos de Hitler, tal vez una mujer que el presentó con un hombre nunca se conocen, nunca tienen hijos juntos; años después, con todos los que se hubieran conocido en el las reuniones del partido nacional socialista ocurre lo mismo; ya fuera de Alemania, la segunda guerra mundial cambió el mapa demográfico del planeta entero, y todos esos hijos de inmigrantes no existirían. Pero ni siquiera hay que ir tan lejos como que dos personas no se conozcan, con el solo hecho de que tus propios padres tuvieran sexo un día más tarde de lo que lo hicieron cuando te concibieron, el espermatozoide que fecundó el ovulo del que naciste hubiera sido otro, y tu no estarías aquí, sino que otra persona hubiera nacido en tu lugar; tal vez incluso se perdía la ventana de la ovulación y tu "otro yo" nacía tres meses más tarde, de otro ovulo distinto, con genes diametralmente opuestos a los tuyos.
A medida que avanza el tiempo, los cambios se ramifican más y más: como tal persona no nació, no hizo tal cosa, que hace que tal otra persona no nazca cinco años más tarde. Antes de llegar a los 60, calculamos que un 95% de los niños nacidos tras la segunda guerra mundial no hubieran existido. Y al llegar a hoy en día, la población de la tierra sería diferente casi en su totalidad. Y los que ya estaban tendrían vidas muy diferentes casi en su totalidad.
El Coronel guardó silencio mientras el Doctor hablaba. Las caras del general y el señor ministro se ensombrecían cada vez más y más a medida que el relato se prolongaba. Ya habían escuchado esto, y no hacía mucho.
-Bueno, ahora imagine que nadie viajara en el tiempo, sino que simplemente Hitler hubiera muerto en la primera guerra mundial cuando lucho como soldado; o cuando casi se ahoga de niño; o en alguno de los 42 atentados que hubo contra su vida; o que fuese aceptado en la academia de arte y dedicara su vida a pintar y tener sexo bohemio con jovencítas. En este preciso instante se puede estar evitando o gestando la tercera guerra mundial y no lo sabríamos. Y cada acción que hace cada ser humano en su vida, puede llegar a cambiar la faz de la tierra, afectando en mayor o menor medida, la vida de todos y cada uno de los seres humanos de un futuro más o menos cercano.
Entonces, si haciendo cualquier acción, siempre, sin necesidad de viajar en el tiempo, estoy "matando", o por lo menos evitando su nacimiento a miles de millones de personas del futuro, por más que también esté asegurando el nacimiento de otras tantas, me parece que es moralmente aceptable que usted viaje al pasado para modificar la historia de la tierra de la manera que estamos hablando.
Este último argumento no parecía ser suficiente para paliar lo antes dicho, pero desesperados por evitar caer en el nihilismo, se aferraron a él tanto el Doctor, como el General, el señor Ministro y finalmente el Coronel. El primero tras mucho tiempo pensando, los otros para evitar eso mismo...
-En fin- dijo el General- no es una misión suicida en el sentido tradicional, pero no volvería a ver a nadie que usted conozca, ninguno de sus seres queridos.
-No hay una manera de traerlo devuelta- aclaró el Doctor.
-Y aún si usted tuviera una manera de volver a nuestro tiempo, ellos no existirían- agregó el señor Ministro- Queremos que entienda los... riesgos, por más que usted sea el único capaz de llevar a cabo esta misión. No podemos a obligar a nadie a llevar en su conciencia tal acto si no cree que sea lo correcto.
Al cabo de un par de minutos de reflexión el Coronel dijo:
-Hace tiempo que estoy dispuesto a dar mi vida por mi país. No me parece que me estén presentando un destino peor que la muerte, y es por la mejor causa que se me ocurre. Y en cuando al destino de todas las personas que hay en la tierra hoy, usted Doctor dijo algo de que la tercera guerra mundial se podría estar gestando en este preciso momento, pero como están las cosas a la fecha, no va a haber tercer guerra mundial, ni va a haber una humanidad dispuesta a dar guerra a nadie de acá a un mes.
-Menos tiempo incluso Coronel. Por lo que estimamos, de ahora a una semana.
-Bueno, entonces no hay nada más que discutir. El tiempo apremia. ¿Cuál es el plan?
El plan era sencillo. El Coronel viajaría en el tiempo a la edad de bronce e introduciría tecnología mucho más avanzada que la que se disponía en la época. Grandes aportes como el hierro, pero incluso aportar cosas tan elementales como hervir el agua antes de tomarla, o que la tierra gira en torno al sol y no al revés, harían hacer avanzar miles de años el progreso humano.
El problema real iba a ser como llevarlo a cabo. No existían autos, aviones, mapas, teléfonos, televisión, gobiernos centralizados, ni siquiera existían el ingles o el español. ¿Cómo iba el Coronel a comunicarse con toda la humanidad, o al menos con alguien?
¿Y si solo viajaba unos cientos de años e introducía tecnología más avanzada? No había tiempo de enseñarle al Coronel como funcionaba un espectrómetro de masa, tenía que ser en la antigüedad porque era donde la mayor cantidad de tecnología elemental que una sola persona podía comprender, cambiaría toda una civilización, que podría luego avanzar a pasos agigantados.
Ya cuando existiera una población con tecnología de la edad media, por lo menos, el siguiente paso sería mucho más difícil: crear una cultura de avance, progreso, pensamiento científico, investigación, descubrimiento, exploración. De manera que el avance prosiguiera durante los siguientes milenios.
Hay un mito de que el avance tecnológico se estancó a tal escala en la edad media que, si no hubiera existido, hoy ya estaríamos colonizando otros planetas habitables. Esto es completamente falso de pies a cabeza. Es una idea romántica y antireligiosa, pero sobre todo es europeocentrista. Porque la edad media como la conocemos solo ocurrió en Europa. Ese "estancamiento" solo pasó en Europa. Así que si esa teoría es cierta, entonces en Japón deberían haber estado usando computadoras en el 1900, o Europa llevaba una ventaja desproporcionada frente al resto del globo.
Hubo una perdida de los conocimientos de los griegos y los romanos, sí, durante el caos tras la caída del imperio de estos últimos, pero cuando se calmaron las aguas hubo la llamada revolución del siglo XII, cuyos avances lamentablemente se perdieron en la peste negra y la propaganda del "oscurantismo"
El coronel estaba sentado en una silla plegable. Llevaba su uniforme de combate, botas, hasta el casco táctico. Tenía su mochila con herramientas, raciones, una laptop, una pequeña plancha de paneles solares, y un disco duro externo con planos, matrices, videos explicativos, libros de texto, manuales, formulas, técnicas, traductores electrónicos y diccionarios de lenguas antiguas, un saco con semillas de ciertas plantas seleccionadas, como el trigo moderno, muy superiores a las versiones salvajes de la época, y otras como el algodón, que no existían naturalmente en Europa, incluso un rifle de aire comprimido, un paquete de chumbos de cerámica y un molde para fabricar más.
Esto último era más bien por si necesitaba cazar su propia comida al quedarse sin raciones, pero siempre podría verse en la necesidad de tener que defenderse de un hombre con una espada de dos metros...
La silla plegable estaba en el centro de una habitación esférica, con solo una puerta curva rompiendo la monotonía, cuya pequeña ventana circular permitía ver al exterior, o que se viera el interior desde la sala de control. No había ni siquiera una luz, aparte de la que entraba de ahí. El Coronel respiraba profundamente con los ojos cerrados, como preparándose mentalmente para dar un salto en paracaídas, y recordaba las palabras del señor Ministro el día anterior mientras repasaban el plan de acción una vez más.
-Señor Ministro, ¿por qué en la reunión me dijeron que solo yo podía llevar a cabo esta misión? No está el Doctor más familiarizado con este conocimiento?
-Sí, pero la misión no es ir a un salón de clase Coronel, sino a una Europa virgen y salvaje. La misión también es sobrevivir hasta poder transmitir todo ese conocimiento.
-De todas maneras, ¿no hay acaso cientos de soldados que podrían llevar a cabo esta misma misión?
-Sí, y no. Hay cientos de oficiales que podrían llevar a cabo la parte de mantenerse con vida, pero no creo que haya alguien tan calificado como usted para hacer las dos cosas. Usted es un cosmonauta después de todo, es la elite de la elite y es tanto científico como soldado.
-Con todo respeto señor Ministro, pero que sea el más idóneo no es lo mismo a que sea el único capacitado.
El ministro inspiró hondo, como si temiera ese momento, pero tuviera la certeza de que iba a llegar.
-Usted, Coronel, es el perfecto ejemplo de lo que queremos lograr. Usted ES como DEBERÍA SER el resto de la humanidad. Usted no solo es inteligente, no solo es físicamente apto, sino que es moralmente un modelo a seguir. Usted está en el cruce entre los emprendedores y despiadados lideres industriales, los incansables atletas, los brillantes ingenieros de la NASA y los altruistas doctores voluntarios. Es la única persona que tenemos capaz de sobrevivir, hacer contacto con las poblaciones autóctonas, transmitir el conocimiento, moldear la sociedad y ni teñir todo con su visión personal, ni ser corrompido por el poder que sin duda va a gozar. Piense que cuando llegue a una aldea y les enseñe a hacer en un día el trabajo de un mes, lo van a ver como a un dios, y el poder personal que eso implica. Piense que lo que usted implante va a verse desfigurado por cinco mil años de historia antes de que lleguen los invasores. No tenemos a nadie más. Yo mismo se que no sería capaz de hacerlo. Pero me siento orgulloso al menos de no haber hecho nada por salvar mi pellejo en lugar de hacer que esta misión llegue a buen término. Así que no nos defraude Coronel.
-¿Coronel?
-¡Sí!
-¿Está listo?
-¡Tanto como voy a estarlo!
-Buena suerte.
-No es mi trabajo cuestionar, General.
-Pero siente curiosidad de todas maneras, ¿o me equivoco?
-No se equivoca, señor.
Sentados frente al coronel estaban un hombre con uniforme de general, y otros dos de traje, uno más informal y el otro de corbata.
-Permitame presentarle al señor Ministro, y al señor Doctor. Señores, el Coronel es lo mejor que tenemos.
-Y por lo que dice su archivo personal, lo mejor que hay en este hemisferio- contestó el Doctor, vestido con una camisa deportiva a cuadros, con una carpeta abierta en frente suyo, sobre la mesa oval de la sala de reuniones.
El Coronel vestía su propio uniforme de base, sin las insignia ni galardones. Estaba sumido en un expectante silencio, tanto así que si uno se esforzaba un poco podía ver un signo de interrogación flotando sobre su cabeza...
-Bueno, tenemos una misión para usted. Solo usted puede hacerla, pero es completamente voluntaria- le aseguró el General.
-Díganme en qué consiste y les diré si la acepto o no- contesto el Coronel, pacientemente.
El señor Ministro habló por primera vez:
-Necesitamos que vuelva en el tiempo y cambie la historia de la humanidad.
El Coronel se lo quedó mirando fijo, tratando de asimilar lo que acababa de escuchar. Hasta ese momento estaba seguro de que lo iban a enviar en alguna misión suicida contra los invasores extraterrestres, algún desesperado último recurso antes de ser definitivamente convertidos en una colonia más del imperio galáctico. Ya no encontraba esperanzas en ningún lado, pero que lo llamaran a esa reunión se las había devuelto. Y ahora esto.
-¿Me hablan en serio? ¿Tenemos ese nivel de tecnología?
-Desde hace cierto tiempo ya- contestó el General- Pero las implicaciones morales nos han detenido de hacer siquiera un experimento para ver si funciona como es debido.
-A mayor "distancia" que unos minutos, por lo menos- lo corrigió el Doctor.
-El plan es simple Coronel. Usted viaja a unos cinco o seis mil años al pasado, y les da a nuestros queridos antepasados el nivel de tecnología que tenemos hoy en día, así pueden seguir avanzando para que cuando los invasores lleguen tengamos alguna chance de vencerlos.
-Pero General...
El Coronel se detuvo a media frase. La sola idea de que realmente se estaba hablando de enviarlo al pasado aún no terminaba de entrar entre oreja y oreja.
-Mire Coronel, se exactamente como se siente, porque ni yo ni el General sabíamos de esta tecnología hasta hace unas horas. Pero el Doctor aquí presente tuvo la amabilidad de ponerse en contacto con nosotros porque cree que así podemos derrotar a los extraterrestres y salvarnos.
-Permítame aclarar un par de puntos, señor- lo interrumpió el Doctor- Primero que nada, nosotros ya estamos perdidos. El Coronel lo que estaría haciendo (en teoría) es una de dos cosas: O creando un universo alterno en el que un hombre apareció de la nada en el cinco mil antes de cristo, o modificando nuestro pasado de manera que nosotros nunca existimos.
-O sea que o no salvo a nadie, o mato a todos en la faz de la tierra.
-Hablando mal y pronto, sí, pero permítame explicarle el dilema moral del viaje en el tiempo. El mismo dilema que hizo que nuestro proyecto se congelara hace años, y que nos detuvo de hacer más pruebas. El mismo dilema que hizo que varios de los involucrados en el invento se suicidaran al darse cuenta de las implicaciones...
"Resulta que si yo viajo cinco minutos al pasado, solo van a haber dos Doctores en este mundo durante cinco minutos, hasta que mi otro Yo viaje en el tiempo y listo. No es algo que vaya a afectar el futuro de la humanidad, ¿no? Bueno, pero digamos que hago algo más "clásico", de esas cosas que figuran en la cultura pop cuando se habla del viaje en el tiempo. Digamos que viajo al 1930 y mato a Adolf Hitler. Y digamos que el impacto es que no se da la segunda guerra mundial, ni el holocausto judio, ni el baby boom de los americanos, ni la guerra fría, ni el muro de berlín, ni corea del norte y corea del sur, ni las bombas atómicas, ni los cohetes, y cambio la faz de la tierra completamente. Al principio nadie se enteraría, excepto los más cercanos al finado, pero a medida que pase el tiempo todos se verían afectadas a una escala cada vez mayor.
Empezando por el circulo de amigos de Hitler, tal vez una mujer que el presentó con un hombre nunca se conocen, nunca tienen hijos juntos; años después, con todos los que se hubieran conocido en el las reuniones del partido nacional socialista ocurre lo mismo; ya fuera de Alemania, la segunda guerra mundial cambió el mapa demográfico del planeta entero, y todos esos hijos de inmigrantes no existirían. Pero ni siquiera hay que ir tan lejos como que dos personas no se conozcan, con el solo hecho de que tus propios padres tuvieran sexo un día más tarde de lo que lo hicieron cuando te concibieron, el espermatozoide que fecundó el ovulo del que naciste hubiera sido otro, y tu no estarías aquí, sino que otra persona hubiera nacido en tu lugar; tal vez incluso se perdía la ventana de la ovulación y tu "otro yo" nacía tres meses más tarde, de otro ovulo distinto, con genes diametralmente opuestos a los tuyos.
A medida que avanza el tiempo, los cambios se ramifican más y más: como tal persona no nació, no hizo tal cosa, que hace que tal otra persona no nazca cinco años más tarde. Antes de llegar a los 60, calculamos que un 95% de los niños nacidos tras la segunda guerra mundial no hubieran existido. Y al llegar a hoy en día, la población de la tierra sería diferente casi en su totalidad. Y los que ya estaban tendrían vidas muy diferentes casi en su totalidad.
El Coronel guardó silencio mientras el Doctor hablaba. Las caras del general y el señor ministro se ensombrecían cada vez más y más a medida que el relato se prolongaba. Ya habían escuchado esto, y no hacía mucho.
-Bueno, ahora imagine que nadie viajara en el tiempo, sino que simplemente Hitler hubiera muerto en la primera guerra mundial cuando lucho como soldado; o cuando casi se ahoga de niño; o en alguno de los 42 atentados que hubo contra su vida; o que fuese aceptado en la academia de arte y dedicara su vida a pintar y tener sexo bohemio con jovencítas. En este preciso instante se puede estar evitando o gestando la tercera guerra mundial y no lo sabríamos. Y cada acción que hace cada ser humano en su vida, puede llegar a cambiar la faz de la tierra, afectando en mayor o menor medida, la vida de todos y cada uno de los seres humanos de un futuro más o menos cercano.
Entonces, si haciendo cualquier acción, siempre, sin necesidad de viajar en el tiempo, estoy "matando", o por lo menos evitando su nacimiento a miles de millones de personas del futuro, por más que también esté asegurando el nacimiento de otras tantas, me parece que es moralmente aceptable que usted viaje al pasado para modificar la historia de la tierra de la manera que estamos hablando.
Este último argumento no parecía ser suficiente para paliar lo antes dicho, pero desesperados por evitar caer en el nihilismo, se aferraron a él tanto el Doctor, como el General, el señor Ministro y finalmente el Coronel. El primero tras mucho tiempo pensando, los otros para evitar eso mismo...
-En fin- dijo el General- no es una misión suicida en el sentido tradicional, pero no volvería a ver a nadie que usted conozca, ninguno de sus seres queridos.
-No hay una manera de traerlo devuelta- aclaró el Doctor.
-Y aún si usted tuviera una manera de volver a nuestro tiempo, ellos no existirían- agregó el señor Ministro- Queremos que entienda los... riesgos, por más que usted sea el único capaz de llevar a cabo esta misión. No podemos a obligar a nadie a llevar en su conciencia tal acto si no cree que sea lo correcto.
Al cabo de un par de minutos de reflexión el Coronel dijo:
-Hace tiempo que estoy dispuesto a dar mi vida por mi país. No me parece que me estén presentando un destino peor que la muerte, y es por la mejor causa que se me ocurre. Y en cuando al destino de todas las personas que hay en la tierra hoy, usted Doctor dijo algo de que la tercera guerra mundial se podría estar gestando en este preciso momento, pero como están las cosas a la fecha, no va a haber tercer guerra mundial, ni va a haber una humanidad dispuesta a dar guerra a nadie de acá a un mes.
-Menos tiempo incluso Coronel. Por lo que estimamos, de ahora a una semana.
-Bueno, entonces no hay nada más que discutir. El tiempo apremia. ¿Cuál es el plan?
El plan era sencillo. El Coronel viajaría en el tiempo a la edad de bronce e introduciría tecnología mucho más avanzada que la que se disponía en la época. Grandes aportes como el hierro, pero incluso aportar cosas tan elementales como hervir el agua antes de tomarla, o que la tierra gira en torno al sol y no al revés, harían hacer avanzar miles de años el progreso humano.
El problema real iba a ser como llevarlo a cabo. No existían autos, aviones, mapas, teléfonos, televisión, gobiernos centralizados, ni siquiera existían el ingles o el español. ¿Cómo iba el Coronel a comunicarse con toda la humanidad, o al menos con alguien?
¿Y si solo viajaba unos cientos de años e introducía tecnología más avanzada? No había tiempo de enseñarle al Coronel como funcionaba un espectrómetro de masa, tenía que ser en la antigüedad porque era donde la mayor cantidad de tecnología elemental que una sola persona podía comprender, cambiaría toda una civilización, que podría luego avanzar a pasos agigantados.
Ya cuando existiera una población con tecnología de la edad media, por lo menos, el siguiente paso sería mucho más difícil: crear una cultura de avance, progreso, pensamiento científico, investigación, descubrimiento, exploración. De manera que el avance prosiguiera durante los siguientes milenios.
Hay un mito de que el avance tecnológico se estancó a tal escala en la edad media que, si no hubiera existido, hoy ya estaríamos colonizando otros planetas habitables. Esto es completamente falso de pies a cabeza. Es una idea romántica y antireligiosa, pero sobre todo es europeocentrista. Porque la edad media como la conocemos solo ocurrió en Europa. Ese "estancamiento" solo pasó en Europa. Así que si esa teoría es cierta, entonces en Japón deberían haber estado usando computadoras en el 1900, o Europa llevaba una ventaja desproporcionada frente al resto del globo.
Hubo una perdida de los conocimientos de los griegos y los romanos, sí, durante el caos tras la caída del imperio de estos últimos, pero cuando se calmaron las aguas hubo la llamada revolución del siglo XII, cuyos avances lamentablemente se perdieron en la peste negra y la propaganda del "oscurantismo"
El coronel estaba sentado en una silla plegable. Llevaba su uniforme de combate, botas, hasta el casco táctico. Tenía su mochila con herramientas, raciones, una laptop, una pequeña plancha de paneles solares, y un disco duro externo con planos, matrices, videos explicativos, libros de texto, manuales, formulas, técnicas, traductores electrónicos y diccionarios de lenguas antiguas, un saco con semillas de ciertas plantas seleccionadas, como el trigo moderno, muy superiores a las versiones salvajes de la época, y otras como el algodón, que no existían naturalmente en Europa, incluso un rifle de aire comprimido, un paquete de chumbos de cerámica y un molde para fabricar más.
Esto último era más bien por si necesitaba cazar su propia comida al quedarse sin raciones, pero siempre podría verse en la necesidad de tener que defenderse de un hombre con una espada de dos metros...
La silla plegable estaba en el centro de una habitación esférica, con solo una puerta curva rompiendo la monotonía, cuya pequeña ventana circular permitía ver al exterior, o que se viera el interior desde la sala de control. No había ni siquiera una luz, aparte de la que entraba de ahí. El Coronel respiraba profundamente con los ojos cerrados, como preparándose mentalmente para dar un salto en paracaídas, y recordaba las palabras del señor Ministro el día anterior mientras repasaban el plan de acción una vez más.
-Señor Ministro, ¿por qué en la reunión me dijeron que solo yo podía llevar a cabo esta misión? No está el Doctor más familiarizado con este conocimiento?
-Sí, pero la misión no es ir a un salón de clase Coronel, sino a una Europa virgen y salvaje. La misión también es sobrevivir hasta poder transmitir todo ese conocimiento.
-De todas maneras, ¿no hay acaso cientos de soldados que podrían llevar a cabo esta misma misión?
-Sí, y no. Hay cientos de oficiales que podrían llevar a cabo la parte de mantenerse con vida, pero no creo que haya alguien tan calificado como usted para hacer las dos cosas. Usted es un cosmonauta después de todo, es la elite de la elite y es tanto científico como soldado.
-Con todo respeto señor Ministro, pero que sea el más idóneo no es lo mismo a que sea el único capacitado.
El ministro inspiró hondo, como si temiera ese momento, pero tuviera la certeza de que iba a llegar.
-Usted, Coronel, es el perfecto ejemplo de lo que queremos lograr. Usted ES como DEBERÍA SER el resto de la humanidad. Usted no solo es inteligente, no solo es físicamente apto, sino que es moralmente un modelo a seguir. Usted está en el cruce entre los emprendedores y despiadados lideres industriales, los incansables atletas, los brillantes ingenieros de la NASA y los altruistas doctores voluntarios. Es la única persona que tenemos capaz de sobrevivir, hacer contacto con las poblaciones autóctonas, transmitir el conocimiento, moldear la sociedad y ni teñir todo con su visión personal, ni ser corrompido por el poder que sin duda va a gozar. Piense que cuando llegue a una aldea y les enseñe a hacer en un día el trabajo de un mes, lo van a ver como a un dios, y el poder personal que eso implica. Piense que lo que usted implante va a verse desfigurado por cinco mil años de historia antes de que lleguen los invasores. No tenemos a nadie más. Yo mismo se que no sería capaz de hacerlo. Pero me siento orgulloso al menos de no haber hecho nada por salvar mi pellejo en lugar de hacer que esta misión llegue a buen término. Así que no nos defraude Coronel.
-¿Coronel?
-¡Sí!
-¿Está listo?
-¡Tanto como voy a estarlo!
-Buena suerte.
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Parafrenico de turno
Caliburnus
pirando a las
11:50 p. m.
viernes, 27 de febrero de 2015
The martian way
Por un lado tenemos que prácticamente todos los grandes avances de la ciencia fueron un descubrimiento casual, o derivaron de un descubrimiento casual. Por otro lado tenemos el hecho de que se hubiera logrado lo mismo, o algo similar, dado el tiempo suficiente. Prueba de ello está en la cantidad ingente de descubrimientos e invenciones que se dieron en simultaneo pero solo uno de los implicados se lleva la gloria.
¿De qué estoy hablando? De la cantidad de personas que somos.
El avance científico (y de la humanidad en sí) no necesita únicamente de mentes brillantes guiándolo, sino de un tiempo prudencial para que se gesten ideas, para que se trabaje en proyectos, y para que se den circunstancias propensas a hallazgos. Ahora, si consideramos que esto implica a pocas personas en un periodo considerable de tiempo, se pueden ajustar las variables para que sean muchas personas en un periodo corto de tiempo...
Tenemos siete mil millones de personas aproximadamente rondado la faz de este planeta en este mismo momento. Una buena porción son menores, ceníles, imbéciles, etc, pero igual estimo que al menos la mitad tiene una mente equipada para realizar un descubrimiento, sobre todo si consideramos que la persona promedio de hoy es tan inteligente como una persona inteligente de hace dos mil años, o por lo menos igual de culta que alguien de hace mil.
Ahora, consideremos el tiempo: un Aristóteles, o un Lenoardo Da Vinci tendría 24/7 libres para pensar, porque a eso se dedicaban, porque tenían esclavos que se encargaban de las tareas mundanas, o un mecénas que los mantenía (respectivamente) Pero una persona, por muy brillante que sea, tiene un tercio de su vida perdido en dormir,..
Digamos que vivís hasta los 70 y mantenes una mente avispada hasta el final. Desde los 0 hasta digamos los 20 está desperdiciado de todas maneras. De los 50 años que quedan, 17 son pura y exclusivamente dormir. De los 33 restantes, hay que descontar el tiempo que se dedica a comer, ir al baño, ducharse o equivalentes, socializar, desplazarse del punto A al B por x motivo, festejar cumpleaños, aniversarios, celebrar por un invento terminado, o un experimento que funciona como era esperado, etc.
Voy a ser generoso y dejar 20 años productivos... en una vida brillante, enteramente dedicada al descubrimiento, y de una extensión total de 70 años, que es bastante hoy en día inclusive. Por lo que es más que entendible que los avances fueran más bien generacionales, y más bien hijos de la casualidad.
Ahora, si todo humano apto (de los mencionados más arriba) dedicara una hora semanal, tenemos 182.000.000.000 horas al año... No importa en qué, son 20.776.255 años. ALGO saldría, sí o sí. (Para ponerlo en perspectiva, no olvidemos que las piramides de Guiza se construyeron hace 4600 años, y los mamúts se extinguieron hace unos 3700 años)
Así que ahí tenemos el ingente poder acumulado del simple hecho de que somos MUCHOS humanos. Por eso es que el avance científico es cada vez más y más rápido: porque cada vez somos más y estamos más y mejor preparados en general.
Por el otro lado del visor tenemos el hecho de que a una persona nacida en el renacentísmo, no le hubiera afectado haber tenido la tecnología de la antigua Grecia, si directamente no hubiera sabido que había otra cosa, como a mí no me hubiera afectado tener solo la tecnología del renacimiento disponible hoy, si ni siquiera supiese que hay otra.
Sí, los avances en la medicina aseguran que no muera tal o cual mente brillante y etc, pero mi punto es que la tecnología siempre va a ser más y más avanzada. Así que si me lamento de no haber nacido en el año 2500, porque no en el 3000, porqué no en el 300.000, porqué no unos 1.200.000.000 años en el futuro.
Para mí el avance científico hubiera sido más lento, pero la espera hubiera sido infinitamente más soportable, si solo las personas inteligente, solo las más capaces, hubieras procreado.
Al cuerno el poder de las masas. Lo que se va a generar en Marte es una selección: Tienen que ser personas físicamente fuertes para soportar los embates del viaje espacial; tienen que ser personas sanas, simplemente para ahorrar recursos; tienen que ser forzosamente personas inteligentes, porque solo se mandan científicos, investigadores, y personas con conocimiento y educación; tienen que ser personas mentalmente aptas, extrovertidas y agradables, por el simple hecho de que van a pasar los unos con los otros encerrados, dependiendo la vida de cada uno en todos los demás; y tienen que ser personas valientes, arrojadas, emprendedoras y aventureras, porque sino no les da el cuero de irse a Marte en primer lugar.
Así que la colonia marciana es esa utopía supremacista con la que vengo soñando hace años... Y capaz que no generan tantos avances como se van a dar en la tierra, por el simple hecho de que van a ser muchos menos, pero a quién le importa tener que cortar la cebolla con una cuchilla, en lugar de un aparato automático con protección antillanto, si vivís en una sociedad perfecta?
¿De qué estoy hablando? De la cantidad de personas que somos.
El avance científico (y de la humanidad en sí) no necesita únicamente de mentes brillantes guiándolo, sino de un tiempo prudencial para que se gesten ideas, para que se trabaje en proyectos, y para que se den circunstancias propensas a hallazgos. Ahora, si consideramos que esto implica a pocas personas en un periodo considerable de tiempo, se pueden ajustar las variables para que sean muchas personas en un periodo corto de tiempo...
Tenemos siete mil millones de personas aproximadamente rondado la faz de este planeta en este mismo momento. Una buena porción son menores, ceníles, imbéciles, etc, pero igual estimo que al menos la mitad tiene una mente equipada para realizar un descubrimiento, sobre todo si consideramos que la persona promedio de hoy es tan inteligente como una persona inteligente de hace dos mil años, o por lo menos igual de culta que alguien de hace mil.
Ahora, consideremos el tiempo: un Aristóteles, o un Lenoardo Da Vinci tendría 24/7 libres para pensar, porque a eso se dedicaban, porque tenían esclavos que se encargaban de las tareas mundanas, o un mecénas que los mantenía (respectivamente) Pero una persona, por muy brillante que sea, tiene un tercio de su vida perdido en dormir,..
Digamos que vivís hasta los 70 y mantenes una mente avispada hasta el final. Desde los 0 hasta digamos los 20 está desperdiciado de todas maneras. De los 50 años que quedan, 17 son pura y exclusivamente dormir. De los 33 restantes, hay que descontar el tiempo que se dedica a comer, ir al baño, ducharse o equivalentes, socializar, desplazarse del punto A al B por x motivo, festejar cumpleaños, aniversarios, celebrar por un invento terminado, o un experimento que funciona como era esperado, etc.
Voy a ser generoso y dejar 20 años productivos... en una vida brillante, enteramente dedicada al descubrimiento, y de una extensión total de 70 años, que es bastante hoy en día inclusive. Por lo que es más que entendible que los avances fueran más bien generacionales, y más bien hijos de la casualidad.
Ahora, si todo humano apto (de los mencionados más arriba) dedicara una hora semanal, tenemos 182.000.000.000 horas al año... No importa en qué, son 20.776.255 años. ALGO saldría, sí o sí. (Para ponerlo en perspectiva, no olvidemos que las piramides de Guiza se construyeron hace 4600 años, y los mamúts se extinguieron hace unos 3700 años)
Así que ahí tenemos el ingente poder acumulado del simple hecho de que somos MUCHOS humanos. Por eso es que el avance científico es cada vez más y más rápido: porque cada vez somos más y estamos más y mejor preparados en general.
Por el otro lado del visor tenemos el hecho de que a una persona nacida en el renacentísmo, no le hubiera afectado haber tenido la tecnología de la antigua Grecia, si directamente no hubiera sabido que había otra cosa, como a mí no me hubiera afectado tener solo la tecnología del renacimiento disponible hoy, si ni siquiera supiese que hay otra.
Sí, los avances en la medicina aseguran que no muera tal o cual mente brillante y etc, pero mi punto es que la tecnología siempre va a ser más y más avanzada. Así que si me lamento de no haber nacido en el año 2500, porque no en el 3000, porqué no en el 300.000, porqué no unos 1.200.000.000 años en el futuro.
Para mí el avance científico hubiera sido más lento, pero la espera hubiera sido infinitamente más soportable, si solo las personas inteligente, solo las más capaces, hubieras procreado.
Al cuerno el poder de las masas. Lo que se va a generar en Marte es una selección: Tienen que ser personas físicamente fuertes para soportar los embates del viaje espacial; tienen que ser personas sanas, simplemente para ahorrar recursos; tienen que ser forzosamente personas inteligentes, porque solo se mandan científicos, investigadores, y personas con conocimiento y educación; tienen que ser personas mentalmente aptas, extrovertidas y agradables, por el simple hecho de que van a pasar los unos con los otros encerrados, dependiendo la vida de cada uno en todos los demás; y tienen que ser personas valientes, arrojadas, emprendedoras y aventureras, porque sino no les da el cuero de irse a Marte en primer lugar.
Así que la colonia marciana es esa utopía supremacista con la que vengo soñando hace años... Y capaz que no generan tantos avances como se van a dar en la tierra, por el simple hecho de que van a ser muchos menos, pero a quién le importa tener que cortar la cebolla con una cuchilla, en lugar de un aparato automático con protección antillanto, si vivís en una sociedad perfecta?
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