Hay veces en que siento que en realidad hay un orden más profundo que yo simplemente no llego a ver en su totalidad. Veo patrones y por un momento creo que en realidad solo atisbo los limites de la realidad, que tras la cortina todo tiene sentido. Creo que hay un destino, o que tengo un ángel guardián, o que el karma me paga por quién sabe qué. Pero después me mortifico con mi escepticismo, y me consuelo con la explicación lógica. Pero ese mundo no tiene la misma gracia. Ese mundo, el de verdad, se apoya en leyes inexorable, en piezas de una gran maquina funcionando en perfecto orden, y donde NADA tiene valor. El otro mundo, el de fantasía, donde hay un motivo de ser, en ese hay sabores, y una vida, un momento, un gesto, tienen un valor. Y qué si no hay un dios para darle valor a las cosas? Ya se inventó el dinero, démosle un valor a las cosas que SÍ importan. Hoy planto mi bandera y grito a los cuatro vientos: quiero vivir en un mundo de fantasía, donde haya ceremonias fastuosas, y se tienen adornos porque son lindos aunque no sirvan de nada, donde el amor es un objetivo y un medio para todos los demás, donde ser bueno importa porque está bien, donde criar a mis hijos, donde ver amigos de verdad, donde reír sea tan importante como comer, y donde un libro, o una película, no tengan que decir solamente cosas que pasaron, donde la fantasía se impregne de las mentes maduras, y donde mis palabras puedan chocar contra un muro de lectores.
No me importa nada, que viva la vida!
Ah...
ResponderEliminarEste blog comenzó como: "Estúpidos humanos, los desdeño"
Y ahora es : "Voy a disfrutar cada segundo de vida como si fuese el último porque Dios me ama"
Te estás poniendo sentimental, Irr.
Este... Intentá pensar cual sería el paso lógico de una mente viviendo rodeada de otras mentes que odia. Primero que nada intentar convivir igual, disimulando el odio; luego enojo por tener que soportarlas; luego frustración; aislamiento; nostalgia; desesperación; esperanza; desengaño; resignación; depresión; contemplación; autoengaño es lo que ves ahí; estamos en un segundo desengaño y el siguiente paso me asusta...
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