El sabio bajó de la montaña con el pecho enchido.Había pasado 30 años viviendo en la caverna de la contemplación y ahora gosaba del Conocimiento. No, no el conocimiento, lo pronunciaste mal. Es Conocimiento, con mayuscula. El sabía la verdad. Esas boludeces que todos los filosofos, cientificos, religiosos, artistas, politicos, humanos, y otras infestaciones buscan desde que existen: El sabía cual es el bien; como tener una existencia plena; sabía crear belleza en esencia; conocía el funcionamiento de los engranajes del mundo; en fin, lo sabía todo, o todo lo que importaba.
Y sabía también que tenía ese conocimiento por un unico motivo: debía llevarlo a todos los seres capaces de comprenderlo y difundirlo por la tierra. Debía correjir el pensar errado y sacar del fango a las mentes. Para eso debía bajar a los humanos, debía volver a la civilización, debía vivir con la gente una vez más. Y lo ansiaba! Estaba harto de solo contar con el eco de la caberna como respuesta. Quería a los humanos con locura. Los amaba y por ellos es que había huído en primer lugar, para volver iluminado y pasar la antorcha por sus mentes.
—Hola—le dijo a un ansiano que encontró en los bosques al pie de la montaña—Mi nombre es Zantatrufa
—Hola, el mio es Irr Sinnlos
—Traigo la verdad universal y quiero compartirla contigo :)—Seh, dijo la carita...
— ¿A ver?
—Está todo explicado en este volumen de 234 páginas. A partir de ahora ese será un número sagrado.
Irr tomó el libro en sus manos y lo ojeó. Pasaba hoja tras hoja con una velocidad asombrosa, y deboraba el conocimiento con una voracidad que le daba esperanzas al vijo Zantatrufa. Veran, el no tenía esperanzas de que los humanos recepcionaran su conocimiento con los brazos abiertos, sino más bien con recelo. Era entendible. ¿Cómo distinguir a un verdadero sabio de un charlatan? Además tenía miedo de que la gente pensara mal de el por decirles que todo lo que sabian estaba mal. ¡Sonaba extremadamente pomposo y arrogante, y había quienes iban a sentir su intelecto insultado!
—Sabe señor Sinnlos, tenía miedo de que la raza humana tomara a mal mis conocimientos
—Ah, yo SE que lo van a tomar mal. Esto es extremadamente interesante, pero a nadie le gusta un sabelotodo.
—Pero tu aceptaste el Conocimiento y eres un humano.
En este punto comenzó a volar la sangre. Irr no paró de golpear al viejo con el libro hasta que solo una plasta informe y rosada quedó como prueba de que alguna vez hubiera habido un Zantatrufa. Luego destrulló el libro y lo quemó, para asegurarce de que no pudiera ser reconstruído.
—Eso te va a enseñar a no llamarme humano... Bueno, ahora deberé borrar mi memoria para que nadie sepa la verdad. ¿Qué le quedaría de la humanidad si no?
Otro... capítulo? en la travesía de este personaje.
Y otro más...
Este comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarAhh... te voy a dejar con la intriga.
ResponderEliminarSeh, odio eso de que aparezca "El autor ha eliminado esta entrada" ¬¬
ResponderEliminar