Ella era una orquídea, él un picaflor.
Ella era única, él rápido y hermoso.
Se conocieron en la espera;
ella con su paciencia, él con su impaciencia;
ella con su libro, él con su cigarro.
Y no pudo evitarlo.
Él hizo lo que mejor sabía,
ella hizo como que no sabía.
Uno nunca espera que un lazo se forme,
pero así de raro es el amor.
Entre encuentros y pasiones,
entre paseos y conversaciones,
se fue formando una simbiosis.
Ella era su orquídea, y él su picaflor.
Pero él no lo pudo evitar,
e hizo lo que mejor sabía.
Ella ya lo sabía.
Es que ella supo ser su orquídea,
pero él solo supo ser un picaflor.
El amor es como una planta,
hay que regarlo y cuidarlo;
y a veces uno se da cuenta,
de que era amor,
cuando lo ve marchito.
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