lunes, 7 de noviembre de 2011

Desengaño

   Me ha inspirado una mnemosina, pero no con amor, sino con afecto. Pero yo estoy enamorado del amor. No pedí nada, y ese fue mi peor error. ¿Dar por sentado? ¿Temer a represalias ocultas? ¿Devaluación de mi afecto? Otra marca en la pared, y mi estadía en esta celda de confinamiento no me está dando los frutos que esperaba. Puede que algún día me retracte de mis palabras, puede que algún día resulte todo para mejor, pero por ahora no es algún día, sino hoy. Y hoy, el molde con forma de corazón, cortó otra galleta con forma de rechazo.
   Sos yo. Sos yo hasta en mis falencias. Sos yo, cuando yo trato de no ser yo. ¿Cómo me vas a querer, si yo mismo no me quiero? Tengo primero que reconciliarme conmigo mismo; pero la prueba de mis intentos está en acercarme a vos. Vos sos yo. La única manera de saber era probar, y resulta que no se. Ahora probé, y aún no se. ¿Qué opción me queda? ¿Volver con el rabo entre las patas, a una cucha tan sombría, a un tablero con solo piezas blancas, a esconder la cabeza en mi caparazón, para salir solo para decir que no preciso salir?
   Solo soy un niño que quiere un abrazo de su madre. Solo soy un perro que quiere una caricia que nunca llega. Solo pido que me des lo que más te guste. Nada más. ¡Míranos! ¡Como ruegan a nuestros pies! Pero como iguales, me decepcionaste. Si te digo que soy elitista, ¿lo tomaras como que no estas a mi altura? Si te digo que  no soy exigente, ¿lo tomaras como que no me importas? Ya no importa. De hecho nunca importó. No estaba en mis manos, nunca lo estuvo. Ahora puedo seguir con mi vida.
   Pero ¿sabes qué? Estoy feliz. Porque me has dado lo que nadie supo darme. No me diste lo que pedí. Pero me diste lo que precisaba.

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