Todo empezó cuando mi novia me dijo que no le alcanzaba el tiempo del día para cumplir con todo lo que tenía que hacer, así que iba a dedicarme menos tiempo a mi. Yo empecé a dedicar ese tiempo libre extra, pues había relegado todo lo no académico por ella, en más actividad académica... Terminada la secundaria me dediqué de lleno al estudio del tiempo; tanto en la técnica, estudiando ingeniería física; como en la practica, estudiando relojería. Mi objetivo final era lograr condensar un chronión, para poder producir tiempo. Para malgastarlo, perderlo, ganarlo, congelarlo, duplicarlo, extenderlo, suprimirlo, atrasarlo, adelantarlo, y poder disfrutar todo el tiempo, de todo el tiempo del mundo.
Pero poco a poco me fui obsesionando más con el tiempo en sí, ya no importándome el motivo original de mi obsesión. Y es ahí cuando me especialicé aún más, y me diversifiqué al mismo tiempo. ¿Cómo es esto posible siquiera? Bueno, me centré más en el tiempo, y no tanto en la mecánica, física, matemática, computación, y todo lo demás que rondaba torno a mis estudios cada vez más obscuros. Adopté al mismo tiempo más y más maneras de interpretar el tiempo. Comencé a meditar, a probar drogas que aumentan la velocidad de pensamiento, a experimentar con auto hipnosis, viendo cuan subjetivo era el tiempo personal. De los relojes de cuerda, los de péndulo y los de cuarzo, pasé a diseñar un reloj atómico casero. Incluso me adentré en libros de historia, en bibliotecas esotéricas, a estudiar magia arcana, dándole valor al tiempo que soportaron de existencia por sobre el contenido real.
Y fue cierto tiempo después, un día que me encontraba en mi laboratorio/estudio/taller, desarmando un condensador de flujo, buscando un repuesto para el proyecto de acelerador de partículas, que ella me dijo que el problema era que no le dedicaba suficiente tiempo.
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