miércoles, 28 de marzo de 2012

Sobre la escritura

Como yo lo veo hay dos partes en una historia, la historia en sí, y todo el trasfondo de los personajes. Normalmente uno tiene una historia que quiere contar y posiciona un personaje que tenga ciertas características en el lugar apropiado para que haga lo que es necesario para que la historia se desarrolle como uno quiere. Otras veces, o lo que yo más comúnmente hago, es crear un personaje, con todo su trasfondo y forma de ser, moldeado por su personalidad y sus experiencias pasadas, y partiendo de alguna premisa simplemente desarrollo según como me parece que dicha persona hubiera reaccionado de ser real. He aquí mi dilema: no tengo una historia, sino un personaje, el cual lo más probable es que solo quiera vivir su vida como una persona normal. Tiene que haber problemas, tiene que pasar algo INTERESANTE, tiene que haber un "malo" en la película para que haya una pelea final. Me gusta sobre todo que el "malo" simplemente tenga intereses opuestos al protagonista en lugar de ser malo, y que no esté claro el final. Me gusta que el lector entienda los distintos bandos en una historia, porque en la vida real no hay buenos vestidos de blanco y malos vestidos de negro, sino un montón de gente vestida según como esté el clima.
Entonces como solo me dejo llevar por los acontecimientos, a veces se me ocurre algo interesante que puede ocurrir más tarde, pero la historia simplemente se mueve en otra dirección, y no tengo pié para lo que tenía planeado, y ahí tengo la opción de hacer un deus ex machina, de volver atrás o descartar eso que quería agregar. Termino con tres versiones distintas de cada historia guardadas en borrador, y luego tomo la que más me gustó y la sigo hasta que tengo otro tenedor, y luego hay cerca de doce posibles escenarios para una misma historia que nunca parece tener un final cerca.
Ese es otro problema: a veces pienso en un final, al cual tengo que crearle una historia antes, y cuando quiero acordar, tengo un final, un comienzo y no logro que se junten no importa que pasa, hago otro final para la historia y me digo que luego haré la historia para ese final. O nunca la hago, o me pasa devuelta lo mismo...
Con una narración tan prolongada como una novela, todos los problemas que acabo de mencionar se acumulan. En Legión, tenía una historia que contar, y medio que metí un personaje que era más o menos yo hace unos diez anhos, y cuando quiero acordar, en contar la historia le fui dando forma al personaje, que terminó siendo alguien totalmente distinto. Ahí me enfrento a la posibilidad de reescribir el comienzo o moldear el personaje nuevo. Es obvio que el personaje nuevo se adapta mejor a la historia y tiene más profundidad y trasfondo, así que tengo que reescribir el comienzo, y de golpe el nuevo personaje hubiera hecho algo distinto y no pasa lo que pasó, y termino desechando cuatro capítulos porque resulta que eso jamás pasó. Y luego tenemos ciertos juegos de palabras, descripciones o incluso chistes de los que estoy especialmente orgulloso, pero los acabo de descartar, y los guardo igual porque me dan lastima y ahí tengo guardados pedazos sueltos que trato de darles un uso.
El problema está en que uno a veces 'tiene algo que decir" como se suele decir, y a veces tiene ese golpe de inspiración que si resulta que justo no tenías papel y lápiz cerca se pierde para siempre en el éter. Entonces uno malgasta la inspiración en describir como un pedazo de queso que quedó olvidado en el fondo de la heladera se está volviendo una forma de vida inteligente, y cuando tiene algo de verdad que contar, como, oh, no se, un ensayo sobre la reestructuración de la sociedad para permitir una economía de recursos, lo cuenta de la manera tan escueta y desabrida que termina estancado eternamente en el borrador de la vida.
Hay entonces tres formas de narración: la historia, el poema y el ensayo. En la historia lo que importa es que pasa, los acontecimientos, el nudo y el desenlace, y el trasfondo solo está ahí para que tenga donde ocurrir la narrativa. En el poema en prosa lo que importa es el lenguaje que uno emplea, como describe los acontecimientos, los personajes, las sensaciones que uno trata de generar en el lector, a veces no hay personajes sino solo un momento de belleza que uno quiere compartir, o incluso no hay acontecimientos y solo es una descripción hiperbólica de un objeto de deseo. En el ensayo lo que importa es el mensaje, uno trata de llegar al lector o no, pero tiene algo que contar, algo que sacar de su pecho, a veces la moraleja está enclaustrada en una historia, a veces no, a veces solo es uno divagando sobre un tema sobre un teclado, a veces son horas de profunda meditación y consciensuda autocorrección antes de presentar el diamante pulido, a veces no hay ensenhansa moral alguna, sino una idea que se quiere plantear, o incluso un tema sobre el que se quiere hablar, a veces en lugar de respuestas se presentan preguntas, en la esperanza de que el lector las responda o en un banal intento de invitar a la reflexión.
Estuve pensando en cambiar el diseño del blog a algo más minimalista, limpio y aseptico; en reducir mis etiquetas a "ensayo" "narración" y "poema"; y también estuve pensando en mudar el blog a otra dirección, una más fácil de recordar, buscar y encontrar. Después me di cuenta de que estas cosas son totalmente superfluas, y le estaría dando demasiada importancia al color de fondo. Me gusta como está.

1 comentario:

  1. Te voy a solucionar los problemas de tu vida: http://es.wikipedia.org/wiki/Vlad%C3%ADmir_Propp

    En inglés está más completo:
    http://en.wikipedia.org/wiki/Vladimir_Propp

    Ya sé que no encontrás palabras para agradecerme

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