miércoles, 22 de agosto de 2012

Mohicano II

Mohicano I



Tenea caminó cerca de tres kilómetros por el bosque en busca de su presa metálica. Siguió el rastro de huellas hasta escuchar el sonido que le heló la sangre en las venas. Decidió dar un rodeo. Realmente no quería encontrarse con lo que sea que fuera eso de cerca. Cuando quiso acordar estaba subiendo una lomada. Y antes de percatarse lo árboles terminaron abruptamente y se encontró, al borde de un acantilado de tierra, con un espectáculo sencillamente sorprendente.
Caminó cerca de tres kilómetros antes de volverlo a escuchar. El camino bordeaba la costa. La playa se fue elevando y ahora era un acantilado en ascenso. Tenea comenzó a deslizarse hacia el centro de la isla en busca de un ángulo del robot. El ruido del robot cesó. Tenea se tensó por un instante, pero tomó valor y caminó un poco más. El ruido retoma bastante más cerca de lo que hubiera sido cómodo y Tenea logra verlo en un claro. Estaba parado junto a una terminal.

— ¿Cargando baterías chico?

Tenea disparó su cámara. Dando un rodeo en busca de un mejor ángulo, tropieza con un manojo de cables. Al seguirlos con la vista se percata de que salen de la terminal para adentrarse en la espesura. Sin pensarlo siquiera se adentró siguiendo su rastro. Eran tres cables firmes y robustos, dos más grandes y uno de la mitad del diámetro, atados de tanto en tanto. Iban casi en linea recta, subiendo en un trecho y de golpe...

Al bajar la vista a la depresión del terreno, siguiendo los cables que pendían de una columna de hierro a la distancia, Tenea pudo apreciar en toda su extensión unas cincuenta hectáreas de campos en distintas etapas de crecimiento de las variadas plantas allí cultibadas. Lo más impresionante no era encontrar actividad agrícola en la isla, sino que todo el trabajo, el arado, la siembra, el riego, fumigación, cultivo y cosecha, eran realizados por diversos robots sin intervención humana alguna. Tenea no se contuvo de disparar casi todo el primer rollo. Si hubiera sabido lo que le deparaba más adelante no hubiera malgastado tanta película, pero el espectáculo no dejaba de ser impactante.

Mohi estaba acostado boca abajo bajo un tablero de control. No importa cuan automático sea un sistema, el mantenimiento tiene que realizarlo una persona. Ya varias veces intentó crear un sistema automático de mantenimiento, pero lamentablemente este mismo tenía fallas de vez en cuando, y crear un segundo sistema de mantenimiento de respaldo tampoco funcionó por mucho tiempo. De todas maneras Mohi disfrutaba tanto de la construcción como del mantenimiento de la maquinaria, robots y sistemas de la isla.

El problema radicaba en que tarde o temprano sería demasiado viejo y débil como para seguir con el trabajo. Tenía que encontrar una solución antes que fuera demasiado tarde. Ya podría entretenerse con pequeños robots acróbatas o algo por el estilo cuando todo funcionara como una seda sin necesidad de su intervención.

Un pitido en la pantalla a su espalda lo asustó y se golpeó la cabeza contra el tablero de la sorpresa. No había sido detectado nada desde que logró que los robots reconocieran la fauna autóctona de la isla, hacía años ya. Fue a ver, asumiendo que era alguna falla del sistema o tal vez hasta un meteorito. Todo menos lo que era realmente. Al punto que no supo como reaccionar. Siempre pensó que si alguien entraba en su isla sería más bien un ejercito, o comandos de alguna nación. No esperaba ver una espía con una cámara sacando fotos a sus plantíos.

Tenea no supo que la golpeó. Literalmente, el robot la dejó inconsciente antes que su cerebro llegara a percibir nada. Era uno distinto al robot de reconocimiento que ella persiguiera. Ese era solo para detectar; el que la apresó era silencioso como una pantera, y de hecho se parecía bastante al golpe de vista, excepto que tenía cuatro patas delanteras, que era metálico y que en lugar de una cabeza tenía sensores y cámaras, y hasta una mira láser que le daba un aspecto bastante siniestro.

Tenea fue llevaba inconsciente ante Mohi, para que pudiera interrogarla y decidir que hacer con ella más tarde. Mohi estaba bastante nervioso cuando el robot centinela la trajo a su taller. No veía un ser humano hacía cerca de una década. No quería hacerle daño, pero no sabía sus intenciones, y Tenea podía significar perfectamente su perdición. Así que, anestesiada, llegó atada con correas al lomo del robot centinela.

—Em, sachini?—Dijo Mohi cuando vio que Tenea daba señales de estar comenzando a despertar.
—¿Hmpf?
—Utuk nilkan?
—¿Dónde...? ¿Cuándo...? ¡¿Cómo?! ¡¡¿¿Qué pasó??!!
—Tranquila, no te voy a hacer daño. Solo quiero que me respondas algunas preguntas. Al menos veo que hablas un idioma que domino bastante cómodamente.
—¿Quién es ustéd? ¿Dónde estoy? ¡¿Cómo llegué a aquí?! Lo último que recuerdo-
—Tranquila, tranquila. Mi nombre es Mohi. Te vi por la pantalla sacando fotos de mis plantíos. Un robot centinela te anestesió y te trajo a mi taller. Te repito que solo quiero que me respondas algunas preguntas.
—¿Por qué estoy atada?
—Porque no se si representas un peligro para mi. ¿Podrías empezar por decirme tu nombre y qué haces en mi isla?
—Bueno, asumo que mi entrada no fue precisamente la más diplomática, y lo mínimo que puedo hacer es presentarme debidamente. Mi nombre es Tenea, y soy periodista. Vine a esta isla porque nadie sabe nada de ella básicamente.
—¿Qué es "periodista"?
—Esto... Bueno, un periodista traba de averiguar información para informar a la gente... Sí, creo que esa sería la mejor descripción.
—Bueno, si todo lo que quieres es información, no creo que representes un peligro inmediato. ¿Traes armas contigo? ¿Para qué gobierno trabajas?
—No, no trabajo para ningún gobierno. Y no, no traigo armas conmigo, lo juro. ¿Podrías desatarme ahora?

martes, 21 de agosto de 2012

Sobre el orden establecido, la educación y las mentiras como base de ambos

Comensemos con la base de que casi todo lo que se enseña son mentiras. Luego profundizaré sobre los tres tipos de mentiras que se enseñan y sus porqués. Pero por ahora voy a centrarme en explicar el funcionamiento y la estructura de la sociedad que crea esas mentiras, para llegar, tras un razonamiento lógico, a la inexorable conclusión de que esas mentiras son la base de las normas de la sociedad.

Número uno: Todos las personas son distintas

Es la creencia popular que "todos somos iguales". Estadisticamente hablando, no hay dos combinaciones de genes iguales en la faz de la tierra, a no ser que contemos los gemelos idénticos, claro está. E incluso ellos, portadores de la misma estructura genética, son dos personas distintas.

Número dos: La gran mayoría de las personas son estúpidas.

Realmente no creo necesario profundizar en este punto, pues salta a la vista con solo salir a la calle, y tener contacto con la masa y su incoherencia.

Habiendo dicho esto:

Número tres: Ninguna persona es mejor o peor que otra.

Si bien todos somos diferentes, no hay una medida para determinar que una persona sea "mejor" que otra, de manera tan abstracta. Yo puedo ser más inteligente que x persona, pero ella puede ser más responsable, trabajadora, madura, humilde, etcétera. Y así mismo yo puedo ser mejor orador que ella, pero ella ser mejor madre que yo, o mejor presidente. Y aún así eso no me hace ni mejor ni peor que estas personas hipotéticas.

Número cuatro: No hay personas buenas y malas.

De ser una persona que apueste, apostaría a que vino a tu mente considerar que las personas "buenas" son "mejores" que las "malas". Pero tanto los conceptos de mejor y peor son subjetivos como lo son los de bien y mal.
[Está mal robar, está mal matar nos dicen. Pero en tiempos de guerra el gobierno mismo manda a matar a los "enemigos"; Si es en defensa propia está "bien" matar; la eutanasia, el aborto y la pena de muerte son muy controvertidos, pero nadie culpa a un policía si mata a un criminal para salvar cien vidas.
Si robamos el estado nos castiga; si estafamos, que es otra forma de denominar la enajenación de vienes, también se nos condena; pero nadie parece recordar que los impuestos son la institucionalización de un robo organizado.
El estado nos coacciona a que le pagamos un dinero a la fuerza. Si uno no paga sus impuestos se lo castiga con pena de prisión. Sí, en teoría el estado nos cobra por un "servicio" de protección (la policía y el ejercito), por el mantenimiento de las calles, el alumbrado público, etcétera. Pero uno nace con la obligación de abonar al estado por el supuesto de que uno vaya a utilizar dichos servicios. No existe la opción de contratar personal de seguridad, poner una planta eólica y no pagar impuestos.
Si bien yo considero que lo que hace el estado es una extorsión, como la que cobraban los mafiosos de Al Capone, por "protección", no lo veo como algo "malo". Yo no soy un anarquista que cree tontamente que estaríamos mejor sin la policía. Pero si creo que si fueran las personas a las que se va a proteger las que manejaran que se hace con los impuestos, y no los políticos y administradores, iría mucho más a la policía, mucho menos a los políticos y administradores y se pagarían, aún así, menos impuestos.
El nombre mismo te lo dice: IMPUESTOS. Un pago que se te impone.]

Número cinco: Siempre van a haber personas que dominen y personas dominadas.

Los que imponen los impuestos son los dominantes, y los que los pagan son los dominados. Simple, ¿eh?
Si bien la persona promedio sigue siendo un autentico imbécil, también es cierto que cada generación es más inteligente que la anterior. Las masas cada vez hacen valer más y más sus derechos, cada vez se culturizan más, cada vez tienen una actitud más critica hacia sus mandatarios. Pero cabe aclarar, que los mandatarios siempre van a ser los más inteligentes dentro de la población, y ellos se vuelven más y inteligentes también. Siempre va a haber alguien en el poder. La cuestión es que a medida que pasan las generaciones, cada vez los gobernantes se ven obligados a ser más y más justos. Y es en la justicia, no en lo bueno o mejor, que hay que centrarse al hablar de gobierno.

El tema central de esta monografía son los tres tipos de mentiras a través de los cuales se educan a las nuevas generaciones. Hay otros tipos de mentiras, como las mentiras blancas por ejemplo, pero yo solo voy a hablar de los que dicen los padres, profesores, políticos, congéneres, medios y la sociedad en sí, para que se formen miembros productivos de la colmena.

La metáfora:

La metáfora es el termino que voy a utilizar para todas esas simplificaciones que se te inculcan, que en definitiva, son mentiras. Es cuando tus padres te dicen que naciste de una semilla que tu padre le dio a tu madre; cuando tu profesor de física te dice que los procesos físicos se diferencian de los químicos en que son reversibles; cuando tu profesora de lenguas te enseña un sinónimo; cuando tu profesor de historia te dice que América fue descubierta por Colon; cuando el gobierno usa el termino "impuestos", o tantos otros ejemplos de alguien intentando educar usando términos que no son los apropiados. Son mentiras. Tienen un porqué, pero así también todas las mentiras. Lo más apropiado sería no utilizarlas, pero por ser necesarias, en cas usarlas que se aclare que es una metáfora.

Las fábulas:

Fábula es el nombre que yo usaré para referirme a todas esas mentiras que te enseñan, por usar un termino clásico, lo que está socialmente aceptado (se le denomina lo correcto, lo que está bien, lo debido, etc.)
Por dar ejemplos, cuando tus padres te enseñan a compartir; cuando el gobierno te enseña que es ilegal no usar ropa en publico, salvo excepciones, como estar en una residencia privada, contar con aprobación de los espectadores, etc; o cuando se define la propiedad privada, cuando penalizan el robo, cuando redistribuyen la riqueza, y otros tantos momentos de desfachatez, hipocresía y contradicción.
No hay actos correctos e incorrectos, acciones buenas y malas, sino simplemente sucesos y manifestaciones de voluntad socialmente aceptadas o repudiadas.
De nuevo tienen un motivo de ser, como todas las mentiras. En general las fábulas apelan a generar comportamientos y normas de conducta que favorezcan a la sociedad en su conjunto. El gobierno quiere evitar el caos, por eso vela porque los gobernados se molesten lo menos posible los unos a los otros.
Los medios que emplea son el ejercito, la religión, la ley y la propaganda, en orden cronológico. El ejercito ya no sirve ni de arma de disuasión. La religión, casi tan obsoleta, es la culpable de la gran mayoría de las normas sociales que son incompatibles con la realidad. Es la responsable de casi todas las fabulas obsoletas también. La ley, por más errores que pueda tener, tiene un razonamiento lógico y debatible tras sus normas y es el único medio que se admite abiertamente. La propaganda casi no se usa en nuestro país, excepto algún programa de televisión financiado por el gobierno, algún discurso de cara a las elecciones, y algún campeonato de fútbol...
Hay quienes consideran erróneamente que el gobierno usa el dinero para controlar, pero son los más ciegos, pues el dinero es el que controla al gobierno. Si se desploma la bolsa de NY, sobre la que NADIE tiene control, los gobiernos del mundo entero tiemblan del terror (figurativamente hablando).
En definitiva, las fabulas hay que tomarlas como consejos. La biblia dice que respetes a tus padres . La biblia dice que no te emborraches. La biblia dice que mates a pedradas a los que trabajan los domingos...
Si yo te digo que le hagas caso a tus mayores es un consejo básico para el correcto funcionamiento de la sociedad, según el modelo en el que vivimos. Pero si tu abuelo con demencia senil te dice que saltes del techo, es un buen momento para no tomar mi consejo.

Los mitos:

Los mitos se generan solos. Un mito conocido es el de los vampiros. Otro es el de que dios creo al hombre y no a la inversa. Otro es que el sol gira en torno a la tierra. Son inventos que hace la gente para explicar las incógnitas que se les presentan. En general no se crean con la intención de engañar, sino que la persona que lo crea suele estar convencida de haber encontrado la respuesta a una pregunta. En general se asumen como verdaderas por la sociedad en su conjunto, hasta que una de esas pocas personas que no son auténticos idiotas lo pone en duda, lo prueba y demuestra sin lugar a dudas su falsedad. Otras veces sigue habiendo lugar a dudas tontas, que es cuando los humanos, entrenados durante generaciones y generaciones, para creer y aceptar sin cuestionar y sin necesidad de pruebas, se aferran a lo "tradicional".
Increíblemente hay mucha gente hoy en día que cree de corazón en la suerte, el karma, el horóscopo y tantas otras pelotudeces.

En mi humilde opinión, el comunismo es una buena idea, aunque utópica. Vivir en comunas autosustentables debe ser bueno para la salud, para la convivencia, para el medio ambiente, pero yo personalmente prefiero dedicarme a escribir y que se dediquen al agro aquellos que gusten de ese modo de vida.
El socialismo es idealista, porque parte de la base de que todas las personas serían "buenas" y felices de ser educados en el ambiente correcto. Obvia el hecho de que los genes determinan un rango dentro del cual se desarrollan las capacidades del individuo. La premisa de que dos individuos cualesquiera, criados en el mismo ambiente generen dos personas idénticas, se ha probado falsa mil y una vez. Entonces, si no somos todos iguales, el socialismo es la injusta repartición de los vienes entre personas de distinto merito.
El capitalismo, si bien premia el esfuerzo, tiene la falla de que a veces el merito no es otro que haber sabido robar sin ser atrapado. Y no contempla lo despiadado del mercado. El ciudadano se halla a merced de la ley de oferta y demanda, y es mucho más fácil caer que ascender.
En definitiva yo me apoyo en que, como ya dije, la gran mayoría de las personas son estúpidos sin remedio, y no confío en que me gobierne nadie. Es más, creo que le tengo más fe a una dictadura totalitaria que a un concurso de popularidad como es la democracia.
Para mi la forma de gobierno optima es una meritocracia, como la que rige en internet. Lamentablemente es impracticable por el simple hecho de necesitar un órgano regulador, que defina y conceda los méritos, o sea que tenga el poder definitivo. ¿Quién cree usted que tiene más poder? ¿El presidente o el parlamento?
Si los méritos fueran concedidos por los congéneres y definidos por votación, eso puede tanto funcionar como volverse otro concurso de popularidad. Y ya se darán cuanta de cuanta fe le tengo a las masas.

Las personas no son todas iguales. Eso es algo que todos deberían saber. Pero se le ha mentido a las masas, haciendoles creer que todos somos iguales, que todos tenemos los mismos derechos y obligaciones. En las epocas anteriores a la instauración de las democracias globales, de la caida de las monarquias y de la prevalecencia del capitalismo como estructura basica de nuestra sociedad, en aquellas epocas, se separaba a las personas en grupos, en clases sociales preestablecidas, con diferentes derechos y oblicaciones. Hoy en día se vende la idea que todos tienen los mismos derechos, de que todos tienen las mismas obligaciones. Por suerte esto es solo una fantasía del colectivo, y simplemente no es el gobierno preestablecido el que determina las diferencias, sino el éxito personal y la ganancia heredada. (Permitanme volver a recalcar que no hay personas mejores)

Los hombre de oro los llamaba Aristóteles. Se eligió a dicho metal para denominar la incorruptibilidad de la casta gobernante por la noblesa del material. Son aquellas personas que viven por y para gobernar. Son los merecedores del poder por meritos personales. Son los más listos, los más justos, los más capacitados en definitiva.
Luego están los hombres de plata, que son el motor que hace funcionar la sociedad. No, no son los obreros, los proletarios, las masas. ¡Son los comercianes y los artesanos! No son noblesa, sino aristocracia. Son los que llegaron a un punto privilegiado en los estratos sociales por su labor en vida, por su capacidad.
Continuamos con los hombres de hierro: el ejercito. Los hombres (y mujeres) que aman tanto a su nación, que están dispuestos a morir defendiendola de peligros extranjeros.
Y para culminar existen los hombres de cobre. Los trabajadores de una planta textil, los peones de un tambo, los obreros metalurgicos, etc. Las masas en definitiva.
Es obvio que a los hombres de cobre esta estructuración de la sociedad no les va a parecer justa. Pensando con sus mentes cerradas y obtusas solo ven el hecho de que alguien los gobierna, de que alguien los somete, y que ellos nacieron para cumplir el rol que desempeñan. No ven que el pais se ve manejado por personas que tienen el interes popular en mente, no ven que sus vidas ya son las de un hombre de cobre y que la sociedad se auto-regula de esta manera.

Pensemos en una mujer de cobre, que quiere ser actris. Una actris realiza un arte, es la mente creadora tras un bien de consumo. Tan buen ejemplo de una mujer de plata es la actris que hace el comercial, como la analista de marketing que crea la campaña de publicidad, o la que escribe el guion, o la diseñadora grafica que crea el logo de la marca, o el diseño del empaque. El trabajo de vender la caja de jugo es de los hombres de plata, el trabajo de hacer el jugo es de los hombres de cobre. Volviendo a la mujer de cobre que quiere ser actris, es que tenemos a la mesera de Holiwood, que por más que quiera, no lo es. Y ahí es que esta mujer mira las peliculas, consume las peliculas, vive de sueños, sueña con lo que no puede. Ella no es una mujer de plata. Es una mujer de cobre, siempre lo fué, siempre lo va a ser. Pero si yo le digo que ella no puede ser actris, va a tomar mi negativa como excusa: "No puedo ser actris porque no me dejan" ¡No! No podes porque actuas horrible. La cuestión es que al yo decirselo, tiene a quien culpar y puede seguir soñando. Una obligación de las castas gobernantes es ser chivo expiatorio de los gobernados. Al tener la obligación de gobernar, el pueblo tiene el derecho de quejarse.

La obligación de los hombres de hierro es mantener el status quo. El problema de los hombres de hierro es que están fuera de la clasificación en clase media, alta y baja. Se ven los remanentes dormidos de este estrato en los fanaticos de un cuadro de fútbol, de un grupo musical o de una ideología política. En las rapiñas, en los casos de disturbios y enfrentamientos con la policía, se ve el espiritu de lucha y el orgullo por un ideal, real o ficticio. La adoración por figuras, antaño militares, hoy día farandula, deportistas, el "Che", etc. Un pais pequeño no puede darse el lujo de crear una guerra, pero hay que encontrar una manera de encausar ese pueblo guerrero, y su derroche de energía, en fines creativos y productivos. Cuando hay una dictadura, es porque los hombres de hierro han tomado el poder.

Los hombres de plata han ido tomando el poder con el paso del tiempo. Son mejores que los de hierro y cobre para obtenerlo, pero son pesimos como gobernantes. Los hombres de oro son los que aman a su nación tanto o más que los de hierro, pues están dispuestos a entregar su vida, aunque no salgan a combatir. No mueren jovenes atravezados por una lanza, sino que mueren viejos aún luchando por el pueblo. Cuando hay gobiernos corruptos es que hay hombres de plata que están haciendo lo que mejor saben hacer: generar riquesas y fanaticos. Está bien, pues esa es su labor, pero no deben ser los gobernantes, porque no quieren lo mejor para el resto de la población, sino que persiguen un fin abstracto. Rigen un pais como se rige una corporación, pero un pais no es una empresa.

Como ya dije, a medida que pasa el tiempo las masas hacen valer más y más sus derechos. Los hombres de oro lentamente van recuperando su lugar en el poder, y esto se ve cuando hay un pais en el que la gente adora a su lider porque hace las cosas bien, y no simplemente porque es el peor de dos males. ¿Por qué se perdió el orden natural de las cosas? Bueno hay que ver primero que nada en que momento es que este orden se veía. Tanto el antiguo Egipto como en la antigua Grecia lograron obras descomunales con tecnologias tan avanzadas como una carreta. Aún hoy en día se ven con admiración sus obras creadas hace milenios. Esto se logra con una sociedad que funciona. Es un mito común que los egipcios usaron esclavos para contruir sus piramides. Nada más alejado de la realidad. En Egipto solo se puede trabajar los campos dos tercios del año, pues el otro tercio los campos están inundados por el Nilo. ¿Qué hacer con millones de subditos inactivos durante un tercio de su tiempo? Y a no olvidarse que los faraones tenían el derecho divino de gobernar, por ser reyes/dioses. Solo un pueblo que sabe de donde va a probenir su siguiente comida puede darse el lujo de hacer esas piramides.

Cada quien puede hacer su propio analizis sociopolitico sobre su civilizacion antigua de preferencia (Grecia, Persia, Mesopotamia, China, el imperio Inca o la que se les ocurra, mietras haya dejado una huella indeleble en su región, creado imponentes obras que permanezcan hoy día, labrado una cultura rica y los fundamentos de lo que hoy en día se llama civilización)

Catarsis

¿Cómo depurar el organismo de todo eso que uno quiere sacarse? ¿Cómo? No es solo apretar un botón y que todo esté bien. Es más, si fuera de esa manera le faltaría algo y le buscaríamos algo extra solo para sentirnos bien de verdad. Una amiga lo que hace es escribir y después, cuando termina, lo quema. Entienden la idea de purificación que hay escondida detrás. Yo honestamente no tengo todas las respuestas, pero tengo muchas. (Lastima que nadie pregunta). Pero en este caso no hay nada que decir al respecto. Solo puedo supurar angustia como todos los demás.

Bueno, vamos con posibilidades. Algo muy bonito sería agarrarlo con ganchos de carnicero y pelarlo vivo con una cuchilla. Pero para que no muera desangrado, irlo quemando, cauterizando la herida a medida que corto. Lo importante es que sufra tanto como sea posible para alguien soportar y más. Hasta que su corazón se detenga de simple dolor. Clavar agujas en los ojos, conectarle electrodos en el escroto, quebrar las rodillas con un mazo,  usar un tenedor para limpiarle el pelo del cráneo, etc, etc, etc.

Pero hay ideas que pueden ser mucho más reconfortantes, como un abrazo. Sostenerla entre los brazos como si fuera lo único que importa en la vida. Sentir la tibieza, que cada latido de su corazón recorra tu cuerpo, escuchar la respiración y dejar que te envuelva, olerle el cabello que queda frente a tu rostro mientras  ella apoya su cabeza en mi pecho, percibir como suavemente tiembla en mi.

Tantas cosas, como dormir. Dejar de existir, no ser durante horas. O ser, pero no tener el peso de un organismo con exigencias, no tener que ir al baño, no tener que comer, no necesitar dormir, sin sed, sin dolor, sin calor, sin obligaciones. Un cuerpo en coma que solo piensa eternamente. Pero sin sentir ni el frió de la aguja hipodérmica cuando me hagan la eutanasia.

En fin, cada quien tiene sus boludeces, y la mía es escribir.

One

Tirado en la cama durante dias, sin comer, sin salir de mi casa, sin levantarme por favor. Solos yo y mi mente divagando sobre la futilidad de la existencia, sobre lo irrisorio que soy, sobre lo poco que le importaría al mundo si yo me muero. Sí, talvés mi hermana se quiera matar, pero más que nada porque la dejo clavada con cuentas mayúsculas que son a medias... Ya muchos han muerto, y la vida sigue. Y qué porcentaje de la población sabe de mi existencia siquiera?

Bueno, hace apenas diez minutos tuve una conversación que me dió vuelta como una media. Yo ya estaba de un animó bastante bajoneado, pero esto me dejó como para internar. Tengo suerte de estar frente a una computadora y poder plasmarlo en una forma más... constructiva.
En definitiva, me hizo ver el valor que tiene una vida humana. Justo una vida humana especifica. Justo una que no es humana, y quien sabe si está viva siquiera. Pero seguro es que mi existencia es mil veces más futil que un solo recuerdo de ella. No, mi vida no me importa, pero la de ella no le importa a ella. Y a mi su vida me importa más que la de cien ciudades.

Una decición de guerra: sacrificar una vida para que miles puedan vivir.
Una decición de verdad: sacrificar mi vida mil veces para que solo una pueda vivir.


Y no pienso hablar de la frustración de que esté llorando y yo no esté siquiera en la misma ciudad...

jueves, 16 de agosto de 2012

Bocadelobo II

Bocadelobo I


El perfil de mi hermosa Eloise se recortaba dentro de su camisón bajo los tenues rayos de luz lunar. Asumiéndola sonámbula y aún febril, me acerqué lentamente a su inmóvil figura. Casi temí despertar a esa imagen fantasmal que me daba la espalda, tan frágil en la oscuridad de ese inmundo bosque. Cuando estaba a solo un paso, casi tocándola con la yema de mis dedos, dudé; tuve miedo de despertarla bruscamente y que muriera en sueños, dejándome abandonado y solo en este mundo cruel, en este bosque maldito.
Fue en este mero segundo de duda que ella volteó y me mostró su rostro libido por la fiebre. El sudor aperlaba su frente, sus labios hinchados como los de un pez, sus ojos blancos como escrutando la oscuridad interior. Y de su garganta un grito desgarrador como una puñalada me perforó el alma y me hizo caer de rodillas. ¡Ese espectro horrible no podía ser mi amada Eloise! Y ahí estaba la prueba, parada frente a mi, con sus brazos como garras extendidos hacia mi. Haciendo acopio de todas mis fuerzas me acerqué a ella y la aferré contra mi pecho. El grito cortó tan de golpe como comenzó, y ella cayó inconsciente en mis brazos.
Aterrado como estaba, no recuerdo el trayecto de regreso a la cabaña. Recuerdo despertar a la mañana siguiente, aún abrazado a ella. No teniendo más remedio fui a buscar a la matrona de nuevo, la cual se negaba de lleno de ir hasta la cabaña siquiera. Ni la suma más generosa que podía costearme logró persuadirla, y no me quedó alternativa que hablar con el viejo decrépito y sordo que nos alquilaba el cuarto. La pobre momia no podía casi cuidarse a si mismo, pero yo no podía esperar cuatro o cinco días a que viniera la diligencia. Si iba a caballo tal vez mañana mismo pudiera tener a un doctor ahí, o por lo menos conseguir un coche en el que poder llevar a mi Eloise al hospital. ¡Sentía que moriría si no hacía algo! La impotencia de que ella estuviera postrada y que yo fuera totalmente inútil contra ese mal.
Pero yo no tenía caballo, y a pié hubiera llegado junto con la diligencia. Así que pasé el resto del día desperdiciando el precioso tiempo de mi Eloise, que en paz descanse, en lograr que uno de los abigarrados residentes del maldito lugar cedieran ante mis desesperadas suplicas y fueran tan misericordiosos de prestarme un equino para ir en busca de ayuda. Mis ruegos fueron en vano pues la noche se cernía sobre mis esperanzas, como un mar negro que se engullía el bosque a mi alrededor, y ni una mula maltrecha pude rescatar de esos rastreros montañeses. Agobiado por mi fracaso volví a la cabaña destartalada en medio del bosque, buscando fuerzas en la imagen de mi amada.
En mi frenética carrera no noté el resplandor rojizo que se filtraba entre los árboles, como sangre que se derramaba entre los barrotes de una celda. Pero el pavor inundó mi cuerpo al darme cuenta que la cabaña estaba en llamas. Corrí frenéticamente, gritando como enloquecido, sin saber que hacer ya a este punto.
Pero estoy seguro que atisbé entre la espesura la imágen de mi adorada Eloise. Se alejaba desnuda seguída de un sequito de ojos amarillos que la rodeaban como un enjambre del infierno. Caí desmayado al instante.
Hoy espero en esta celda inmunda que mis captores recapaciten o me entreguen al nudo corredizo que terminará con mi tormento. Pero prefiero que entren en razón y quemen este bosque maldito hasta el último árbol. Espero también que alguien llegue a leer estas lineas y entienda que soy inocente, que no provoqué el incendio y que mi querída Eloise es inocente también. Aún albergo la esperanza que dios la tenga en su ceno, pues la alternativa no me dejaría descansar ni tras la paz de la horca.

Fassade I


   La realidad se rasgo y ella pasó corriendo sin detenerse a mirar el tajo en la tela. Salio del callejón corriendo como si supiera por donde iba, pero como no era así chocó con él. Ella iba vestida con un buen par de botas de suela de acero, unas calzas plateadas de alguna aleación no permitida, y el torso cubierto por los harapos que quedaban del ya irreconocible vestido blanco, ahora más bien gris/sepia/gastado. Él iba de jeans, una remera roja y una campera, con los auriculares enchufados para no enterarse de lo que le rodeaba, o de las mujeres que huían directo hacia él.
— ¿Estas bien preciosa?
— ¡No tengo tiempo para estas cosas! ¡Ay! ¡Mi tobillo!
— ¡Fuiste tú la que chocó conmigo! Al cuerno, déjame ayudarte. Apóyate en mi hombro.
   Y por qué no, ella se dejó ayudar. Sabía bien que en ese mismo momento la grieta que había hecho en la realidad estaba a punto de ser traspasada por un escuadrón de policías de Mecanus, o peor aún: un Inevitable. Su cabello, entre cobre y naranja, se rizaba sobre sus hombros, y un mechón colgaba inerte sobre su rostro; él, mientras tanto, corte puercoespín, barba de tres días.
   De haber podido ella hubiera corrido, pero él no le permitía ir más que caminosaltando a paso normal.
— ¿Pero qué tanto apuro tienes? Nadie viene atrás tuyo.
—No aún, pero tengo que ganar terreno antes que lleguen.
—Mira, hay un hospital a dos o tres cuadras. Te pido un taxi y te acompaño a que te vean ese tobillo, ¿ok?
— ¿Qué es un taxi? No importa, iré a donde digas mientras sea bien lejos.
—Ehem… Bueno, esto… ¡TAXI! Mi nombre es Manuel preciosa. ¿Cuál es el tuyo?
—Entiendo el mote. Yo soy Clover Silvertongue.
—El gusto es todo mio.
—Es cierto, Manuel Preciosa.
—Eh, no, no. Manuel a secas.
—Bueno, Manuela Secas.
—No, no. MANUEL. Masculino.
—Ni que tanto. ¿Eso es un taxi?
Dos minutos después ya estaban entrando en el hospital, y Manuel había logrado que Clover aprendiera su nombre, pero aún no había logrado que le dijera de qué fiesta de disfraces se escapó de los de seguridad. A tres cuadras de distancia, en un callejón como cualquier otro, la realidad se rasgó de nuevo, y un Inevitable posó su pié metálico en nuestro plano.
—No tengo tiempo de esperar a que mi tobillo cure. ¿No podemos usar ese taxi para irnos bien lejos de aquí?
—Preciosa, te llevaría directo a mi apartamento, si tu salud mental no me preocupara un poco más que tu tobillo. El taxi cobra según la distancia que quieras ir, entre más lejos, más caro.
— ¿Con qué le pagas?
— ¿Es broma, no? Ya te seguí el juego del “noseloqueesuntaxi” pero no te voy a creer que vivas en este mundo y no sepas con que se pagan las cosas.
—Yo no vivo en este mundo.
—Ok, ya no es gracioso. Hola, sí, ella tiene un tobillo, eh… No se, le duele.
—Sí, muy bien, llenen este formulario y siéntense a esperar en esas sillas—Les dijo un enfermera con cara de demasiadas horas de guardia por día.
Él la dejo con el formulario y la lapicera y se acercó a la enfermera de nuevo.
—Sabe, no estoy seguro porque la acabo de conocer en la calle. Yo solo quería ayudar a una dama en desgracia, ¿me entiende?
—Sí, claro, lo veo bastante seguido—Con cara de “te creo porque efectivamente veo seguido que un casanovas acompañe a tal o cual “damisela” al hospital” Al menos este no tenía pinta de haberla herido él.
—No, pero mi punto era que creo que está medio mal de la azotea. No se, tal vez solo es que no confía en mí y por eso me miente, pero creo que piensa que alguien la persigue…
—Bueno, mientras no sea la policía, no creo que tenga inconvenientes.
—No estoy tan seguro…
— ¿De que no tenga inconvenientes, o de que no la persiga la policía?
— Esto, de ninguna…
Manuel volvió con Clover, quien, tras un minucioso análisis, logró descifrar la lapicera, y haciendo uso de su clarividencia y poder de Trasgresora, descifró el idioma escrito, como lo hiciera con el idioma hablado al chocar con Manuel.
El doctor la atendió apenas cinco minutos después. Tal vez fuera por el hecho de que la enfermera leyera el formulario y llegara a la conclusión de que las sospechas de Manuel tal vez no fuera infundadas, llamara a la policía, le comunicara al doctor, este le indicara que contactara con el psiquiatra del hospital y que los hiciera pasar enseguida por miedo a daño cerebral, y por la seguridad, no solo de los demás pacientes, sino del mismo personal del hospital. Pero tal vez solo fuera que la otra gente no estaba tan enferma después de todo.
— ¿Vas a contarme quien te persigue ahora?
Clover iba en una silla de ruedas camino a la sala de rayos x. Ya tenía un vendaje ejerciendo presión sobre el tobillo, y analgésicos y antiinflamatorios en el sistema. Ni ella ni Manuel sabían que los rayos x iban a ser en su cabeza, el tobillo estaba bien.
—Bueno, con algo de suerte solo sea la policía de Mecanus, aunque a estas alturas temo que un Inevitable esté atrás mio.
—Bueno, ¿puedo saber que hiciste para que la policía DE MECANUS te siga?
Manuel acentuó esas dos palabras para que la enfermera que los acompañaba entendiera que ella deliraba. Aparentemente.
—Bueno, la policía me sigue por diversos motivos, pero mi principal crimen es atentar contra la fachada, el crimen de verdad y ahora sumo salto planar a la lista.
— ¿El crimen de verdad?
—Sí. En parte saber la verdad ya es un crimen en sí. Ahora, lo que yo hice fue más bien-
Una explosión la interrumpió a media frase y los tres se detuvieron y miraron atrás. Los gritos fueron la señal para Clover de que el tiempo de charla ya había pasado. Se paró de la silla. Manuel y la enfermera trataron de detenerla entonces el Inevitable entró por la puerta. O mejor dicho entró a pesar de la puerta.
— ¿¡Qué carajo es eso?!
— ¡ESO es un Inevitable!
A Manuel eso le alcanzó por ahora; el peligro era obvio, y la única explicación necesaria. Sabía que tenía que huir de ESO, fuera lo que fuera. Clover se apoyó en su hombro y huyeron cojeando por el pasillo. Clover ahora podía andar al menos.
— ¡¿Cómo podemos ganarle si el camina en línea recta?!
Y efectivamente, el Inevitable caminaba en línea recta. Solo avanzaba através de paredes, gente, árboles, autos. Sí, ya estaban fuera del hospital.
Clover le dijo—Nosotros también podemos ir el línea recta—Le guiñó un ojo y rompió una vidriera con el codo. Pero no, no avanzaron por ahí. Clover tomó un trozo de vidrio e hizo un tajo en el aire. Manuel pudo verla rasgar la realidad por primera vez. Clover saltó al tajo que ondeaba en el aire, arrastrando al anonadado Manuel tras de sí.
— ¿Cómo hiciste eso?
—Laaaaaaargo de explicar. Solo ayúdame a correr.
— ¡Pero yo conozco esta playa! ¡ESTAMOS A UNOS DOCE KILOMETROS!
—Doce mil no serían suficientes para dejar atrás a un Inevitable.
—Allá está la ciudad… ¿Cómo…?
—No hay tiempo. No quiero arrastrarte a otro plano, eso ya sería una ofensa de tu parte. Involuntaria, pero el salto de plano ES crimen. Ah, y lo que acabamos de hacer cuenta como el crimen Verdad. Creo que por ahora solo vendría la policía a borrar tus recuerdos, y te despiertas con resaca en tu casa…
—No entiendo…
—Bueno, ayúdame a buscar un punto de salto y mientras te explico.
—No entiendo nada…
—Bueno, empecemos por lo más básico. Todo es mentira. Todo. La arena, el agua, la luz del sol, el sol, me atrevería a aventurar que el aire que respiramos es falso incluso.
Iban lentamente alejándose del agua. A lo largo de la línea curva de costa se veía la ciudad. Clover no lo sabía pero se estaba adentrando en una península. Tras los medanos la escasa vegetación se alzaba entre las arenas y el viento. Un poco más allá un par de cabañas, un camino, y de frente el terreno se elevaba. Los árboles ocultaban el horizonte a la izquierda, el agua asomaba tras la tierra a la derecha. Comenzaron a ascender.
En Mecanus se encargan de controlar todo. Es el plano que está debajo de todo. Donde el eje del mundo se apoya y torno a donde gira. Pero es en Proletaria donde se hace todo. De ahí vienen esos árboles, esos medanos, esas nubes, todo.
—No, lo árboles crecen. En el fondo de la casa de mis padres hay uno que-Manuel regresaba a la vida lentamente.
— ¿Acaso lo has visto crecer? ¿Lo vigilas todos los días durante años?
— ¿Estas insinuando que cuando no miro vienen duendes y reemplazan los árboles por otros un poquito más grandes?
—No todos son duendes. También hay quasits, imps, y muchos malditos renacuajos.
— ¡Los árboles no se construyen! Crecen…
Clover lo llevó hasta una planta cercana. Se sacó un brazalete del cinturón, se lo colocó en el antebrazo izquierdo y arrancó la planta de cuajo con una fuerza sorprendente.
— ¿Ves eso en la raíz?
— ¿Dice…? ¿¡¡DICE AHÍ MADE IN PROLETARIA????
— ¿Me crees ahora que todo lo que ves es falso?


Fassade II

Lluvia de lágrimas


La conocí llorando en un café. Regen dijo que se llamaba. Era meteoróloga y acababa de terminar con su novio.  No pude evitar hablarle. No soy un tipo muy frontal, pero fue algo en su rostro empapado que me impulsó. No quiero decir que fue su llanto lo que me gustó de ella, pero tengo que admitir que fue lo que me llamó la atención. Lloraba no como quien por tristeza deja escapar a regañadientes una o dos gotas locas; no, ella lloraba en abundancia y con una expresión mansa. Se veían brotar las lagrimas de a una y recorrer el caudal de su rostro, un caudal dulce y sereno. Era hermosa. No esa sensualidad de portada de revista, sino esa belleza cotidiana que uno deja escapar a diario cuando ve una mujer bonita y no hace lo que todo el cuerpo le grita, que es ir y hablarle por lo menos. Pero esta vez hice caso.
Yo entré al café Rosmary para resguardarme de la lluvia, iba camino de  mi casa. Primero solo le pregunté que qué le pasaba, porque estaba sinceramente preocupado, no fuera que pudiera ayudar en algo; Luego solo traté de levantarle el ánimo al ver que no era nada grave, pero no pude evitar que mis intenciones personales se colaran en mis intentos por animarla.  No me di cuenta como la lluvia amainaba a medida que su rostro resplandecía con esa hermosa sonrisa, de eso me di cuenta bastante más tarde.
Cuando la lluvia paró le di mi teléfono y partí. Esa misma noche nos vimos. Solo recuerdo su risa. Amaba hacerla reír. A nadie le llamó la atención que hubiera un veranillo tras la lluvia torrencial de la tarde. La gente nunca se queja cuando no llueve, hasta que es muy tarde, obvio.
Me gustó, le gusté, nos volvimos a ver, una y otra vez, y antes de darme cuenta estaba presentándoles a mis padres mi flamante novia. Fue esa noche que me di cuenta. Yo, embobecido como todo enamorado, no puse peros a sus respuestas evasivas, no indagué en nada. Solo me interesaba estar con ella, oír su risa. ¿Qué me importaba donde trabajara realmente, si podía pasar su tiempo libre con ella? Fueron mis padres quienes la pusieron en jaque. Sí, era muy buena para predecir el clima, pero había que admitir que hacía casi un mes que no llovía (Desde la tarde que nos conocimos precisamente), aparte de eso no tenía pruebas de que fuera meteoróloga. O humana directamente. Nunca la había visto comer. La cena se puso incomoda tras preguntas como cuando había nacido, donde había crecido, quienes eran sus padres, y esas cosas típicas que preguntan los padres que ella respondió con evasivas cada vez más y más obvias. Tras el postre tuvimos una charla cada vez más incomoda hasta que, llorando, se fue corriendo bajo la lluvia. Llovió por tres días. Lo que la gente decía era simplemente que la sequía había terminado. Esa extraña sequía de invierno. O que la primavera se vino antes de tiempo. Nadie hablada de mi obviamente. Nadie hablaba de cómo la buscaba sin saber por donde empezar. Nadie hablaba de cómo lloraba de rabia y frustración, porque por ese mismo secretismo que discutimos era que no podía dar con ella ahora. Nadie habló de cuando la encontré en el mismo café que nos conocimos, ella sentada llorando como la conocí, con esperanzas de que yo fuera, yo dispuesto a perdonarle todo el secretismo del mundo y volver a intentarlo.
La lluvia paró en seco.

Fue iniciativa de ella contármelo todo. Yo le dije que no podía ser, que era una superstición. Ella se puso a llorar. Comenzó a llover. Le creí. Dejó de llorar. Paró la lluvia. Había decidido estudiar meteorología para ver si podía entender como quitarse esa maldición. Le costó mucho hacer los papeles falsos. No dormía, no comía, no precisaba casa, ni trabajo, pero precisó un número de documento para poder estudiar. No sabía cuan vieja era, entre más viejos los recuerdos más borrosos eran. Se mudó a mi casa esa misma noche. No llovió durante tres semanas.
Hay ciertas cosas que tomar en consideración para tener una relación romántica con la lluvia, como por ejemplo, que si no peleábamos durante mucho tiempo había una sequía. O sea que nuestra felicidad ponía en peligro a todos los que nos rodeaban. Por eso fue nuestra siguiente pelea justamente. Ella decía que no merecía ser feliz si por eso tenía que sufrir tanta gente, yo le dije que todo el mundo merecía ser feliz, que solo había que encontrar una manera de resolverlo. Pasaron dos semanas donde fuimos medianamente felices, pero cada vez menos. Lluvias de veinte minutos tras un mes de sequía no eran suficientes. Lluvias de tres días eran peor.
Nos terminamos separando, y llovió mansamente durante dos semanas y media. Dos semanas que yo pasé buscando una solución. Casi pierdo mi trabajo, pero valió la pena.
Aparentemente su poder era absoluto. Regen aparecía en los radares y en las imágenes de satélite como una anormalidad. Pero tenía un radio limitado. Era tan simple como moverse constantemente para que la lluvia natural se asentara cuando ella no estaba.
Ahora ella es azafata, y yo la espero en un aeropuerto distinto cada vez. Hace mucho que no veo llover.

miércoles, 15 de agosto de 2012

Esta es mi noche


   Mi despertador suena a las ocho, como el de tanta gente. Me despierto con el mismo gusto pastoso en la boca y desayuno, pues el des-ayuno es la comida que rompe con el ayuno del sueño. Mis persianas están bajas, pero no para evitar que escape el calor durante la noche, sino para evitar que entre la luz
durante el día.
—Yo no se como podes hacer esto. No son ni las nueve y yo ya estoy bostezando— Me dice el que relevo cuando llego al trabajo. Es que yo entro a trabajar a las nueve como tanta otra gente, pero yo hago el turno de la noche de un autoservicio 24h.
   Hay gente que tiene un metabolismo diurno y hay de metabolismo nocturno. Los primeros se levantan temprano, y a las once ya no pueden del sueño; a los segundos nos cuesta horrores despertarnos temprano, pero son las tres am y seguimos como si nada. Es por eso que cuado empecé a trabajar, en lugar de seguir mis estudios de mañana terminé haciendo mi carrera de diseñador grafico a las siete am. Poco a poco se va corriendo el horario, y sin darte cuenta tener el uso horario del continente equivocado. De hecho tengo
más amigos en internet que en persona, por la simple razón de quienes están despiertos al tiempo que yo.
   Pero la noche no deja de ser solitaria. Excepto los fines de semana no suele haber casi clientela. Eso me permite trabajar mientras traba- En fin. Ahora entra un grupo de inmaduros por no usar una palabra más fuerte. Ya saben de esos que compran una botella del whisky más barato, porque la idea es embriagarse.
   La noche siempre fue el refugio de las fiestas. Me intriga porque. Tal vez simplemente sea porque antes solo se podía trabajar de día. Eso explicaría también las diferencias entre la noche en el campo y la noche en la ciudad. Otra diferencia importante es que en el “campo” uno no suele caminar con
miedo a que lo roben…
   Ahora entra una pareja de adolescentes de verdad. Véanla a ella, con su
maquillaje y sus tacos para parecer mayor, y venalo a él mirarse en cada superficie reflectante. Compran unas papas fritas y una cerveza. Yo a su edad no sabía apreciar la noche más que para ir a bailes, escaparme de mis padres, emborracharme y cortejar señoritas. Ahora veo la belleza en la noche como
noche per se.
   A no ser que llueva, no vuelvo a mi casa a la salida del trabajo, sino que prefiero salir a caminar con mi violín. La otra noche tuve la suerte de presenciar como una estela dorada rasgaba el cielo nocturno en dos. Un espectáculo de fuegos artificiales hizo florecer la noche, e intentaba hacer resonar mis notas al compás de la vida que se gestaba en lo alto.
   Escucho como los inmaduros de más temprano, ya ebrios, destrozan algo metálico afuera. Asumo que un tacho de basura. Veo también como corren erráticamente, con el rojo y azul de un patrullero como telón de fondo.
   Ya mi turno empieza a terminar, cuando veo entrar a una señorita. Vestida toda de negro, con el pelo negro de mechones violeta agarrado en una sola cola de costado, escuchando música con unos auriculares más grandes que el reproductor en sí. Reconozco un tema de Cranberries cuando se acerca a la
caja.
— “Time is ticking out”?
— ¿Perdón? —Me responde al sacarse los auriculares, con un acento que no
alcanzo a reconocer.
—La canción— Compra un jugo de fruta y unos sándwiches.
—No te molestes, son lesbiana— Y me sonríe.
—Tenía que intentarlo, ¿no? —Y le sonrío también.
   En eso entra llorando la adolescente de más temprano con una amiga. La amiga le compra unos chocolates, pero asumo que solo para hacer cambio y llamar un taxi desde el teléfono publico de afuera.
— ¿Está bien?
—Sí, es que terminó con el novio— Bingo.
   Y el del turno de la mañana llega a las cinco en punto bostezando. ¿Hay alguien que no bostece de noche? Yo me cambio en la trastienda y salgo a caminar con un jugo de arándanos y mi violín en la mochila. Este es el primero que me compré, y aunque tengo un apego emocional, no me dolería tanto si me lo roban como el eléctrico. Al salir el golpe de aire fresco me despierta como una infusión de energía.
   Las luces de la ciudad le dan un tinte de tarde fresca a esa cortina de terciopelo negro con agujeritos que reposa allá arriba. El calor propicia salir, y me voy hasta la rambla a tocar hasta el amanecer. Mañana es mi día libre. Sobre el agua se puede apreciar mejor como la luna tiñe de plata las nubes, y el coro de estrellas acompaña su canto solitario.
   Me siento en el pasto, y mientras juego con las clavijas, escucho unos pasos que se me acercan.
—No hay mucho que hacer en tu ciudad de noche—Era la señorita de más temprano, que sigue tomando su jugo de fruta.
—Eso es solo falta de imaginación. Yo siempre tengo que hacer.
— ¿Toqué un nervio sensible? Estoy viajando de mochilera hace meses, y esta ciudad será de la más hermosa que he visto, pero te aseguro que no es la que más vida nocturna tiene.
   Al ver que me concentro en mi violín se sienta a mi lado. Y empiezo a tocar. La noche es, ha sido, y siempre será una parte importante de mi vida. Yo estudio, trabajo, practico, y obviamente compongo de noche. Yo vivo de noche, así que para mí la noche no es ni alegre, ni triste, ni solitaria, ni una fiesta constante, para mí la noche es mi vida, y eso es lo que trato de representar con mi instrumento. Las tristezas, los juegos, los amores, las noches. Cuando paro de tocar abro los ojos y ella me está mirando fijamente.
Se acerca y me besa al tiempo que los primeros rayos matinales arrancan destellos de las cuerdas del violín.
—Pensé que-
—Y yo pensé que no había nada interesante en esta noche.