Survival II

Survival I

Cho corría entre las ruinas. Siempre corría entre las ruinas. Subió por una pila de escombros y siguió por lo que alguna vez había sido una escalera, siguió hasta que se acabaron los escalones. La pared faltaba, así que pudo saltar al techo de la casa de al lado. Callo, rodó, siguió. Salto al siguiente tejado, justo a tiempo para que el disparo arrancara el trozo de techo en el que estaba su pié un segundo antes. Siguió hasta la esquina y salto contra el cartel de calle, giro en su torno para frenarse y aterrizo corriendo ya.  

El tigre robot lo seguía corriendo más o menos a la velocidad de una kawasaky ninja, pero Cho tenia piernas bionicas también, así que no cualquiera le seguía el paso. Otro disparo fallido, y Cho doblo otra esquina. Pero cuando el tigre doblo no solo no lo vio, sino que ni siquiera pudo ver su rastro bioquímico. Había desaparecido completamente. En la mente del... animal? apareció el equivalente a un pantallazo azul.

Cho medio caminaba, medio nadaba en el lodazal de las cloacas abandonadas. Era algo tan simple. Caer por una alcantarilla y se ocluía el rastro automáticamente. Era cuestión de tapar rápido la entrada y seguir. No era momento de relajarse pero había conseguido el maldito chip. Ya hacia mas de tres meses que se escapara de la prisión, pero recién ahora tenia el maldito chip que precisaba para poder pasar por guardia y salir de la condenada ciudad en ruinas.

Uno espera encontrar un mundo al escapar de la cárcel subterránea en la que estuvo más de doce años encerrado por crímenes políticos. Lo que es seguro que NO espera es ver como lo que una vez llamaste hogar está semiderruido, habitado por criaturas extrañas y que no hay nadie a quien preguntarle quá pasó. Y resulta que en su confinamiento habían cercado la ciudad entera en un ENORME domo de... ¿cristal? ¿Plástico? En fin.  

Las puertas solo se habrían a “personal autorizado” y la vigilancia solo te consideraba autorizado con el maldito chip que le robo al cadáver del guardia. El único ser humano que encontrara y lo intenta matar... La manada de tigres robots, aparentemente las mascotas de las criaturas de tentáculos... O tal vez eran las criaturas las mascotas de los tigres. (Cho no se había detenido a preguntar.) Ya era suficientemente difícil conseguir comida y que no lo comieran las criaturas, y conseguir el maldito chip, y ahora aparecían estas manadas de tigres robot... ¡Mierda!

Cho, con ropas limpias y sanas, con su lanza arremangada en la muslera, con el maldito chip implantado en su nuca, con una ganas de irse a la mismísima... Arrancó hacia la puerta.

Survival III
Survival IV
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