domingo, 19 de diciembre de 2010

Galatea, ave del Halcón (4/4)

   El mayordomo arrastro el cuerpo desangrado hasta un incinerador y se deshizo de él. Pero el rastro de sangre era demasiado obvio. Tenia que limpiarlo... O solo alejarse de ahí, y que le atribuyeran el homicidio a alguien más. No había homicidios en el Palacio. Ningún Borg mataba a otro Borg. Cualquier problema de importancia lo resolvía la reina, cualquier problema sin importancia lo resolvía el comité. Matar un humano seria considerado como un problema sin importancia, siempre y cuando la reina no se enterara. Tenia algún tipo de interés ilógico en este humano... ¡Igual que el humano! ¿Sería posible que la reina tuviera...? No, no tenia sentido. Pero puede que hubiesen traído consigo alguna especie de infección. El comité le daría la razón. Lo mejor era matarlo por el bien de la comunidad. Por el bien de la reina.


   —RESPONDA: POR QUÉ SE REFIERE A LA REINA CON EL ADJETIVO DE AMADA
   —Porque yo la amo. Es mi amada.
   —RESPONDA: DÓNDE TUVO CONTACTO CON LA REINA Y EN QUE MOMENTO
   —Nunca la vi en mi vida.
   —RESPONDA: CÓMO PUEDE AMARLA SIN HABERLA CONOCIDO
   —No dije que no la conozca. No le he visto en persona, pero se todo de ella. Yo la amo, y se que si hablo con ella, aunque sea una sola vez, ella me amara a mi también.
   —RESPONDA: ¿DEPOR DONDEQUESACO TIENE ESA INCEFORMATEZIAN?
   — ¿Qué?
   El comité no hablo por un par de minutos, dejando al Duque con la duda. Algunas cabezas parecían moverse ligeramente. Finalmente habló.
   —RESPONDA: DE DONDE SACO ESA INFORMACIÓN
   —Yo vengo de los restos del reino de Falconia. Los únicos humanos puros que quedan en la faz de la tierra. O al menos eso pensaba. Mi hermana, la madre de Harrier Falke, Conde de Falconia, me mostró antes de morir un libro. Era un libro de historia. En el se hacia constancia de la forma de gobierno y lideres de los Borg, Arcaidos, Viles y Humanos.
   He ido a ver a los Arcaidos en sus ciudades flotantes, me comentaron de sus hermanos subacuaticos y fui con ellos también. Pero ya perdieron el camino hace siglos. Sus ojos solo ven a un par de metros de sus narices, y definitivamente ya no son humanos.
   Fui luego con  los Viles en sus desiertos, ruinas y paramos de sal. Pero solo eran un montón de rufianes, robandoce unos a los otros, saqueando lo que queda de lo fuera alguna vez la civilización. No hay humanidad ahí. Y mi busqueda de algún sobreviviente humano me trajo hasta aquí. Le alquilamos a los Viles un Tóptero que nos trajo al ultimo bastión de humanidad.

   En el libro se hablaba de Galatea. Galatea aparecía como una figura enigmática, esbelta, gallarda, incansable, increíblemente sabia e inteligente, líder nata de los Borg. Busque mas libros sobre ella, y todos la calumniaban, pero yo veía la verdad tras sus palabras. Ella era una humana. Probablemente la única que quede fuera de Falconia.
   —HEMOS OÍDO SUFICIENTE. SU FUENTE SON LIBROS ANTIGUOS. LA REINA NACIÓ HUMANA, PERO YA NO LO ES.
   —O no, la reina seguirá siendo humana mientras tenga un corazón en su pecho y un cerebro en su cabeza.
   —NO HABLE FUERA DE LUGAR. RESPONDA: POR QUÉ PIENSA QUE LA AMA
   —Yo no creo que la amo. La amo. Aún sin conocerla. Aún sin haberla visto. Porque se que ella quiere lo mismo que yo, porque se que ella es como yo, porque se que ella me busca a mi tanto como yo la busco a ella.
    El comité hizo otra pausa. Ahora las cabezas se movían visiblemente. Varias ponían los ojos en blanco. Había las que articulaban palabras sordas en sus labios. Una hablo por su lado.
   —¿Qué pretende de la reina?
   El Duque se asombro un poco de que se dirigiera a él una sola vos. Y parecía que ahora las cabezas más que prestarle atención a él, discutían entre sí. Pero contesto igual.
   —Yo solo quiero amarla. No me importa si soy correspondido siquiera. Es la única humana real que hay. El de Falconia solo yo y Harrier quedamos...


   Galatea caminaba con paso firme por los pasillos del palacio. El secretario la buscaba, y había mandado a a todos los Borg que pudieran en su búsqueda. El Comité no estaba respondiendo. O el Duque había cometido algún acto inadmisible o habían aislado las comunicaciones, pero al secretario no se le ocurría un  porqué. Pero mientras la reina estuviera actuando irracionalmente y al Comité no se pudiera acudir, quedaba él como líder de facto. La prioridad actual era encontrar a la reina Galatea y hacerla entrar en razón.
   La prioridad de la reina por su parte era encontrar a cierto joven que ya no estaba entre los vivos. Aún seguía sin saber de la existencia del Duque. Y cuándo se cruzo con el mayordomo, cubierto de sangre, con el rostro enloquecido y el aspecto más demacrado que un Borg de docientos sesenta y ocho años pudiera acaso demostrar... 


   La sala del Comité era un salón circular, con paredes de acero. Desprovisto de toda decoración, al igual que toda estructura Borg, pero las luces verdes y las columnas le daban un aspecto bastante lúgubre. Los cables que salían de las nucas de los miembros del comité se unían a la maraña que se enroscaba y ascendía por un espacio en el echo. Era imposible ver la altura que tuviera, o si tenia un fin siquiera. El costado de la estructura que sostenía al Comité era de paneles exagonales, en el centro de cada uno residía o una cabeza o una antena con un cable saliendo de su base para saltar a una de las cabezas o a otra antena, creando una maraña que interconectaba los pensamientos del Comité en una sola mente.
   — ¿Acaso existe el amor?
   — ¡Se esta engañando!
   —Quiere atraparla en sus redes, ¿verdad?
   — ¡Va a lastimar a la reina! ¡Es lo único que quiere!
   — ¿Por qué ella?
   — ¿Es un amor legitimo?
   — ¿Cómo puede saber que la reina lo vaya a corresponder?
   — ¡Se miente! ¡Ilusiones!
   — ¿Amor? ¿AMOR?
   El Comité estaba discutiendo a viva vos ya, y el Duque no sabia si responder a las preguntas que le arrojaban. Sí, el tenia las respuestas, y no todas eran bonitas, pero no le dejaban responder. Esto se estaba yendo de control...
   — ¡Alto! Esto tiene que terminar aquí y ahora. No se puede formar un comité para decidir si existe o no el amor. Va más allá de lógicas y explicaciones. Sí, solo conozco a la reina por lo que leí en libros y lo que otros me contaron. Pero eso no quita que pueda amarla. No, no me miento. No, no quiero lastimarla. No, no se si me vaya a corresponder o no. Pero no pido una vida eterna con ella, solo una oportunidad para que ella decida...
   El comité estaba discutiendo a viva voz ahora. Cada una tenia una definición de amor, cada una veía la situación de manera distinta. Era totalmente imposible llegar a un acuerdo. Incluso había varias visiblemente a favor de que se dejara a la reina decidir por ella misma, y una incluso parecía celosa de la reina. El Duque comenzó a retroceder lentamente. Viendo que el caos del que pendía su futuro con Galatea, decidió tomar cartas en el asunto. Había sido un buen chico y no funciono. Ahora intentaría por el otro camino. 
    Salió rengueando de la sala del Comité sin que se percataran siquiera. Caminaba por los blancos pasillos de techos altos y luces azules que sacaban reflejos metálicos a las columnas y los dinteles.
   Un grito ahogado lo insto a apresurar el paso, y si bien el palacio era enorme, la mayoría de los acontecimientos de relevancia se estaban llevando a cabo en las habitaciones contiguas a la sala de la reina. Por eso es que tuvo la suerte de encontrar al mayordomo y al secretario luchando a brazo partido, con la reina a sus pies, sosteniendo su pecho en el puño. Aún rengueando, aún herido, aún shockeado por la imagen de su amada Galatea, a la que no había visto en su vida, rendida en el suelo, aún con la duda de a quien debía apoyar y a quien rebatir, fue raudo a la batalla, usando su bastón como espada, y su honra como escudo.


   La reina se encontraba postrada en una camilla junto al Duque con una mascara de oxigeno. El  Duque su lado en misma postura. Estaban tomados de la mano, y el al menos sonreía. La reina precisaba un corazón urgentemente, y el único que había disponible era el del Duque, después de la trágica muerte del Conde. Y ahí mismo, en la sala de operaciones, esperando que se preparara la maquinaria, aprobechando los escasos minutos antes de que la anestesia entrara en la foto, es que se conocieron.
   — ¿Por qué te niegas a usar un corazón artificial?
   —Jamas... —Murmuro la reina en forma de respuesta.
   — ¿Acaso tienes miedo de dejar de ser humana si pierdes tu corazón?
   A través de la mascara se pudo vislumbrar una sonrisa triste en el rostro de Galatea. Y asintió ligeramente con la cabeza. 
   —Yo vine en búsqueda de la última humana que queda con vida en la faz de la tierra. Solo quedamos tu y yo en este momento.
   Galatea le apretó la mano con mas fuerza.
Y quedaron rendidos por Morfeo. Fue ahí mismo, en esa sala de operaciones, que minutos mas tarde los últimos dos humanos murieron juntos, y aún de la mano.

1 comentario: